Superhéroes Reloaded

Todo empezó de nuevo en el 2000, cuando ya quedaban un poco lejos las carreras cinematográficas de dos de los superhéroes más populares. Superman se había estrenado en 1978, y tras una segunda parte decente, había ido cayendo en calidad y popularidad hasta el estreno de Superman IV (1987). El relevo lo cogió entonces su compañero de DC, Batman, que estrenó su primera película en 1989 y siguió la misma tendencia decadente que el hombre de acero, hasta cerrar la franquicia en 1997 con Batman y Robin.

Parecía que el género superheroico estaba de capa caída y no podría recuperarse: si los dos grandes habían acabado cayendo, ¿qué podía esperarse de personajes menos conocidos para el gran público? El fracaso de Spawn (1997) no era muy esperanzador, pero Blade (1998), con su mezcla de acción y cine de vampiros abrió la puerta grande del cine para los personajes de Marvel.

Y entonces llegó Bryan Singer y estrenó X-Men (2000). Singer era un joven director, que había hecho dos películas con moderado éxito (Verano de Corrupción y la fabulosa Sospechosos Habituales), y era una elección inesperada para una película de superhéroes. A pesar de los problemas que le pusieron los productores (imponerle el compositor de la banda sonora, adelantarle la fecha de estreno...), la película acabó siendo un éxito tanto de crítica como de público. De inmediato, se planteó la secuela, que acabaría estrenándose en 2003, con más libertad creativa y presupuesto a disposición de Singer, y resultados aún mejores. La clave del éxito estaba en unos guiones compactos y centrados en los personajes, sin dejar que la acción por la acción dominase la película. Y además, contar con un reparto competente (mezclando algunas caras populares con totales desconocidos), lo que es especialmente importante en una película con tan abundantes personajes. Además, y a pesar de cambios en personajes y detalles, se mantenía el espíritu del comic original y la defensa de la diferencia contra la discriminación.

Por desgracia, las perspectivas para la saga no parecen demasiado buenas, y es una pena porque la de los X-Men es una franquicia que puede dar mucho juego, al no necesitar centrarse exclusivamente en un determinado personaje. A pesar de lo prometedor que resultaba el final de X2 de cara a la tercera parte, el proyecto no empezó con buen pie. De nuevo, discrepancias entre Fox y Bryan Singer acabaron haciendo que el director abandonara la producción y se produjera un baile de posibles directores para la tercera película de los X-Men. El escogido finalmente ha sido Brett Rattner (El Dragón Rojo), del que lo mejor que puede decir es que es un buen artesano, pero sin demasiada personalidad. Aún así, el primer trailer que ha podido verse apunta a cierta continuidad con las películas anteriores, y si se confirma que Rattner (por su amistad con Singer) pretende respetar los planteamientos de este, puede que el resultado no sea tan malo como se temía al principio de la producción.

Tras el éxito de los X-Men, la Marvel presentó al que probablemente sea su personaje más famoso: Spiderman (2002). Durante años se había estado hablando de un proyecto para llevar las aventuras de Peter Parker al cine (se mencionaba el nombre de James Cameron al frente), pero finalmente el proyecto acabó en las manos de Sam Raimi. Raimi es conocido sobre todo por la saga de Evil Dead (Posesión Infernal, Terroríficamente Muertos y El Ejército de las Tinieblas), y ya había hecho una película sobre un particular superhéroe: Darkman (1990). A pesar de contar con un reparto discutible en sus personajes principales, y un villano con un diseño no muy acertado, los resultados fueron espectaculares, especialmente en taquilla (aunque las críticas tampoco fueron desfavorables).

La secuela era inevitable y llegó en 2004. Al igual que sucedió con X2, la película tiene un desarrollo más libre, al no depender de la presentación de los personajes. Hoy por hoy, la de Spiderman parece la franquicia más rentable. Es un personaje muy conocido, sencillo de comprender, y que transmite unos valores que atraen a un amplio espectro del público, mezclando en sus historias aventuras, romance y humor. De momento, las historias de las dos películas han resultado un poco repetitivas en su esquema, y los actores secundarios (villanos incluidos) han estado mejor que la pareja protagonista. Veremos que depara la tercera parte, aún con Sam Raimi al frente.

Después de X-Men y Spiderman, en 2003 llegó el turno del gigante verde de la Marvel: el Increíble Hulk. Y, de nuevo, una elección sorprendente para la dirección: el prestigioso director taiwanés Ang Lee, reciente su éxito con Tigre y Dragón. Lee es un director que se ha especializado en dramas que tratan sobre la represión de las emociones. Y eso fue en lo que convirtió a Hulk, una historia sobre la ira y su represión. La película no funcionó especialmente bien, pues no era lo que la gente esperaba. Es una película larga, de ritmo lento, y con no demasiada acción. Probablemente la gente se esperaba 2 horas de golpes, explosiones y peleas. Ang Lee nos dio hora y media de drama personal y media hora de acción. En mi opinión, así consiguió hacer una película interesante de un personaje que no tenía mucho del que sacar. Tampoco hay que olvidar como razones del fracaso que el Hulk cinematográfico era bastante distinto del televisivo (y mucha gente sólo lo conocía por eso), y el montaje de la película a base de pantallas partidas en muchas escenas (para dar la sensación de estar leyendo un comic), que descolocó a muchos espectadores. Constantemente se oyen rumores de una posible secuela, pero no hay nada en firme y es poco probable que repita el mismo equipo.

Hulk fue probablemente el primer fracaso de la nueva oleada de adaptaciones de comics de superhéroes al cine, pero no sería el último. Para aprovecharse del filón abierto con los superhéroes, parecía que todos los estudios tenían en su cartera de proyectos una película de superhéroes.

Ese mismo año se había estrenado Daredevil, que pasó sin pena ni gloria por los cines. Tampoco era una película tan ambiciosa como Hulk, por lo que el fracaso fue menor. A cargo de un director sin mucha experiencia (Mark Steven Johnson), y al parecer con bastantes interferencias del estudio, los resultados pueden calificarse como de mediocres. La película no arranca mal, con la habitual presentación del personaje y sus orígenes, pero cuando empieza a contar la historia que se supone cuenta la película, todo se reduce a una escena de acción tras otra hasta que sale el cartel de fin. Y es una pena, porque es un personaje interesante, y Ben Affleck no estaba especialmente mal en el papel protagonista (o no tan mal como otras veces): una oportunidad perdida para hacer una película interesante.

Como curiosidad, existe un “Montaje del Director” de Daredevil, con 30 minutos más de metraje (aunque también desaparece alguna escena). Básicamente, la película pasa de PG-13 a R (sistemas de clasificación estadounidenses: básicamente, más violencia y algún taco) y se añaden algunas subtramas e interacción entre los personajes. Sigue teniendo los mismos problemas que el montaje estrenado en cines: tener más metraje o un montaje distinto puede limar algunas imperfecciones, pero no cambiar totalmente una película.

Fuera del universo Marvel, en el 2003 también se estrenó La Liga de los Hombres Extraordinarios. Se trata de una película bastante floja, que coge del estupendo comic original poco más que la idea central (crear un grupo de “superhéroes” victorianos juntando personajes literarios famosos). Pero tras esta brillante idea, en la película no quedan más que unas cuantas persecuciones y combates mientras se desarrolla (más o menos) una investigación para salvar el mundo.

Siguiendo con los fracasos, no podemos olvidar The Punisher y Catwoman, ambas del año 2004. The Punisher no deja de ser la típica película de acción alrededor de la venganza de alguien a quien han matado sus seres queridos: peleas, persecuciones, tiroteos, y un John Travolta bastante bajo de forma (en más de un sentido) como enemigo del Castigador. Aún así, parece que no funcionó mal del todo (sobre todo en el mercado del DVD) y se está planteando la posibilidad de hacer la secuela.

Por su parte, Catwoman es un vehículo para el lucimiento de Halle Berry, que es la protagonista absoluta. Enfrente tiene a Sharon Stone, con un plan malvado totalmente delirante: la pena es que no sea una comedia. Como anécdota, Halle Berry comentó después de ganar el Oscar que a lo mejor no hacía de Tormenta porque quería dedicarse a trabajos “más serios”. Tras los resultados de Gothika y Catwoman, en seguida quedó confirmada su participación en la tercera parte de los X-Men.

También habría que mencionar Hellboy (2004), que no es exactamente un superhéroe típico, dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, y protagonizada por un Ron Pearlman que parece haber nacido para hacer ese papel. Se trata de una película de aventuras sobrenaturales que, si bien no es especialmente original, es francamente entretenida y tiene un diseño de producción calcado a los comics de Mike Mignola. También tenemos su correspondiente “Director’s Cut” con unos 10 minutos más de duración, que no cambia mucho en la película pero tampoco molesta. Teniendo en cuenta que este es un proyecto bastante personal de Guillermo del Toro (rodó Blade II para demostrar a los productores que podía rodar esta), no sería descartable que volviera a las aventuras de este demonio rojo cazador de monstruos.

Una derivación de las películas de superhéroes es lo que se conocen como “spin-offs”. Se trata de películas (o libros, o comics, o lo que sea) centradas en un personaje concreto (normalmente secundario) de otra película. Así, prácticamente desde el estreno de X-Men lleva hablándose de hacer los correspondientes spin-offs dedicados a Lobezno y a Magneto (mostrando a un Magneto joven, eso sí). Sin embargo, el primer spin-off que se ha estrenado ha sido Elektra (2005).

Inmediatamente tras el estreno de Daredevil se empezó a hablar de hacer una película dedicada a Elektra (personaje que también había alcanzado popularidad en el comic de forma similar), protagonizada por la televisiva Jennifer Garner (Alias). A pesar del relativo fracaso de Daredevil, y confiando en la creciente popularidad de su protagonista, el proyecto siguió adelante. Por desgracia, el resultado es aún mucho peor que Daredevil: la trama es previsible y los personajes poco interesantes, y Elektra se queda en una película cutre de ninjas.

Tras cinco años de completa hegemonía de la Marvel en las pantallas de cine, en 2005 la DC decide entrar en el combate: llega Batman Begins. La Warner decide revitalizar una de las franquicias que más éxito tuvo en su momento, y decidé comenzar de nuevo desde cero (fenómeno que tampoco es extraño en el mundo de los comics). El encargo lo recibe Christopher Nolan (Memento), y las arcas de la productora se emplean a fondo en conseguir un reparto espectacular. El tratamiento de la historia, realista y alejado totalmente de Batmans anteriores, pone al hombre murciélago de nuevo bajo la luz de los focos. Y esto sólo ha sido un inicio, no cabe duda de que la saga continuará.

La Marvel contraataca el mismo 2005 con una película y unos personajes totalmente diferentes: Los Cuatro Fantásticos. La película de la familia más famosa del mundillo superheroico se queda en un distraido entretenimiento familiar, sin grandes alardes, pero que se deja ver.

Por supuesto, las adaptaciones de comics de superhéroes al cine no van a parar. A las secuelas previstas o previsibles (X-Men 3, Spiderman 3, Batman), hay que añadir nuevos personajes dispuestos a vestirse de uniforme y defender a los oprimidos. Después de Batman, otro personaje que “resucita” es Superman. Bryan Singer, después de crear a los X-Men para el cine, tiene el reto en Superman Returns de trabajar con un personaje más conocido y con una imagen cinematográfica ya existente. También se acerca Ghost Rider (con Nicholas Cage, del director de Daredevil), aunque ya ha sufrido algunos retrasos en su fecha de estreno y más lejos en el horizonte están Wonder Woman (de Joss Whedon), Iron Man, y quien sabe cuantos proyectos más. Más parado está el proyecto de Watchmen, una adaptación difícil y que ahora mismo no parece tener ningún estudio dispuesto a hacerla.

¿A qué se debe que en lo que llevamos de década hayan pasado más personajes del comic a las pantallas que prácticamente en el resto de la historia del cine?. Un elemento definitivo es el de los efectos especiales: sólo recientemente los avances tecnológicos han permitido mostrar en pantalla lo que se podía ver en las viñetas. No hay más que comparar los espectaculares efectos de Spiderman 2 con los de las películas para TV que se hicieron del mismo personaje a finales de los 70. Obviamente, no hay color.

Por supuesto, también está el poco riesgo que demuestran las productoras. Cuando a una de ellas le sale bien una jugada, todas las demás (y también ella misma) quieren repetirla y que les funcione. Y eso ha pasado con los superhéroes, al igual que ha pasado con otros géneros (épicas históricas, por ejemplo). Y la crisis de ideas que sufre el cine de Hollywood ha encontrado un nuevo filón con las adaptaciones de comics. No olvidemos tampoco que no sólo de superhéroes vive el comic, y películas tan distintas como Camino a la Perdición, Ghost World, Una Historia Violenta y Sin City también se basan en comics.

Además, habría que entrar en análisis más profundos, pero parece evidente (y así se lo oímos en Spiderman 2 a la Tía May) que esta sociedad está en un momento en el que necesita héroes, y en que triunfa el cine de escapismo puro y duro.

Curiosamente, además, el fenómeno de los superhéroes se ha escapado de las simples adaptaciones. Así, podemos encontrar películas con guiones originales que tratan el tema, como El Protegido (2000) o Los Increíbles (2004), aunque estos últimos deben mucho a los Cuatro Fantásticos. Y está en producción Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Klay, basada en la novela de Michael Chabon que narra la historia ficticia de unos creadores de comics en los años 30-40.

También habría que destacar que el éxito de las películas de superhéroes no se ha limitado a la taquilla, sino que ha dado varias películas de calidad más que notable (X-Men, Spiderman, Hulk, Hellboy, Batman Begins). Curiosamente, esto ha sucedido cuando en la silla del director se ha sentado un director con personalidad, con ideas propias y con algo que contar. Cuando el director ha sido un simple asalariado de la productora, los resultados han sido más bien flojos. Es decir, como sucede con cualquier película, adaptación o no de un comic de superhéroes.