La Torre Oscura

The men in black fled across the desert, and the gunslinger followed

Sobre unas influencias tan dispares como son El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien y los westerns de Sergio Leone, Stephen King construye la que es su obra más ambiciosa: la saga de La Torre Oscura. Se trata de una serie compuesta por siete (mayoritariamente voluminosos) libros publicados entre 1982 y 2004.

Aunque The Gunslinger, el primer libro de la serie, fue publicado en 1982 (y revisado en 2003 para adaptarse mejor al resto de la saga), las historias que lo componen habían estado apareciendo en diversas revistas desde 1978. Teniendo en cuenta que en 2012 está prevista la publicación de una nueva novela ambientada en el mismo universo, puede decirse con bastante seguridad que Stephen King lleva toda su carrera dedicándose de manera más o menos firme a esta saga. Esta primera novela sirve de presentación del mundo ficticio en que transcurre buena parte de la saga. Se trata de un universo que mezcla las características de un western sobrenatural (con demonios y hechiceros) con la de un mundo post–apocalíptico (con mutantes y ecos del pasado), al que se unen la presencia de múltiples dimensiones (y realidades alternativas) y un extinto mundo “formal” del que proceden los Pistoleros, que a su vez mezcla el salvaje Oeste con la leyenda artúrica (visitado mediante flashbacks). La trama en sí es bastante lineal, centrada en la persecución del Hombre de Negro para poder llegar a la Torre Oscura, por lo que el libro puede considerarse más atmosférico que narrativo. También se nos presenta al Pistolero protagonista de la saga, Roland Deschain, aunque (como sucede con el Hombre sin Nombre al que daba vida Clint Eastwood) tampoco será mucho lo que conozcamos de él. A pesar de las revisiones, este libro destaca bastante al considerarlo junto al resto de la saga, apareciendo como un elemento casi aparte del resto. Y eso sucede a pesar de que la historia está narrada en unos libros que, por regla general, casi no parecen formar parte de una misma serie: la disparidad de tiempo entre la escritura de los distintos volúmenes es bastante perceptible, así como la no existencia de un plan general demasiado firme.

En The Drawing of the Three (1987), Roland busca en diversas épocas de la Tierra (a partir de los años 60, eso sí) a los que serán sus compañeros (y nuevos Pistoleros) a lo largo del viaje a la Torre Oscura. Se trata de Eddie, un drogadicto y traficante de poca monta; Susannah, una mujer negra (en los Estados Unidos de los años 60, con lo que ello conlleva) que perdió las piernas trágicamente , y que sufre un grave problema de doble personalidad; y Jake, un niño al que Roland ya conoció en el libro anterior. En cierto modo, la novela está compuesta por las tres historias independientes de estos personajes. Lógicamente, la trama principal avanza poco, pero la presentación de los personajes resulta sólida.

El tercer libro, The Waste Lands (1991) resulta bastante más flojo (y probablemente sea el peor de toda la saga). En la primera parte, Roland y Jake sufren los efectos de los cambios que han causado en la línea temporal “principal”: una idea interesante y bien llevada pero que quizá se alarga demasiado. La segunda parte resulta algo más atrayente, con el grupo viajando por un mundo en el que se resalta marcadamente la ambientación post–apocalíptica. El libro acaba en un cliffhanger en toda regla, en pleno mortífero concurso de enigmas con una enloquecida inteligencia artificial.

Por si fuera poco, los lectores tendrían que esperar seis años para ver la resolución de esta competición en Wizard and Glass (1997). Tras esta conclusión, el grupo de Pistoleros sigue su viaje a través del mundo de The Stand. Esta es otra constante de la saga: King introduce todo tipo de referencias a otras obras suyas (incluso de manera retro–activa, como sucede con el texto revisado de The Gunslinger). Algunas referencias (The Stand, ‘Salem’s Lot) son mucho más obvias que otras (Eyes of the Dragon, Hearts in Atlantis), eso cuando los libros de King no son directamente mencionados por su título (Insomnia, el propio ‘Salem’s Lot). Este juego de referencias probablemente sólo pueda ser apreciado en su totalidad por los lectores que conozcan a fondo la obra de King. A los demás, las referencias a situaciones y personajes les resultarán como poco confusas, cuando no directamente incomprensibles. La mayor parte de la trama de este libro está compuesta por un flashback que nos traslada a la juventud de Roland, narrando una aventura más o menos independiente (básicamente, un western sobrenatural que recuerda al primer libro), y haciendo por su personaje lo mismo que hizo The Drawing of the Three por el resto de protagonistas. Por su parte, la trama principal (la de la búsqueda de la Torre Oscura) sigue avanzando lentamente, aunque por lo general en la historia los diversos elementos de importancia aparecen de forma gradual y en muchos casos ni siquiera es demasiado obvia su importancia. Esto es perfectamente comprensible y respetable, aunque hay que reconocer que hace complicado el seguir una historia tan extensa (por no hablar de las mencionadas referencias a elementos externos a la saga).

Más largo aún fue el periodo de espera para la publicación de la siguiente entrega, Wolves of the Calla (2003), aunque comprensible teniendo en cuenta el grave accidente sufrido por Stephen King en 1999. A partir de ahora, eso sí, en un par de años quedará resuelta la conclusión de la serie. Este libro puede considerarse casi como otra historia independiente. En su viaje, los Pistoleros llegan a un pueblo que les “contrata” para salvarlos de unas criaturas (los “Lobos” del título) que les asaltan periódicamente para llevarse a sus niños. Con ecos confesos de Los Siete Samurai y referencias directas a los comics Marvel, Star Wars y a la saga de Harry Potter (de la que King es fan), este libro parece no aportar demasiado a la saga. Sin embargo, además de ser francamente entretenido, nos muestra realmente al grupo de Pistoleros (Roland, Eddie, Susannah y Jake) actuando como tales, reflejando en cierto modo la historia de Roland narrada en el libro anterior.

El siguiente título, Song of Susannah (2004), casi puede considerarse como un libro de transición. Teniendo en cuenta que los dos volúmenes anteriores sólo hacen avanzar la trama general de forma tangencial, esto resulta casi decepcionante. Al menos, el libro tiene una extensión moderada (comparable a la de The Gunslinger), alejada del grosor del resto de los títulos de la saga, lo que parece resaltar aún más su naturaleza de texto de paso, o le hace parecer que es el inicio del último tomo, publicado aparte para evitar una longitud excesiva. A su favor puede decirse que aquí va tomando forma definitiva la importancia de la trama central, sin detenerse en elementos secundarios. Aquí además aparece por primera vez el propio Stephen King en la trama, elemento que simplemente se verá agravado en la siguiente entrega. Quizá la misma sub–trama hubiera funcionado algo mejor con un personaje escritor totalmente ficticio, aunque se tratase del propio King levemente enmascarado.

La saga concluye en The Dark Tower (2004), y como casi todas las conclusiones resulta difícil que sea totalmente satisfactoria (el propio King en su papel de narrador se confiesa no demasiado satisfecho con por donde le ha llevado la inspiración). El grupo de Pistoleros se opone aquí de forma más directa a los planes del Rey Carmesí para acabar con el universo. Precisamente, una de las cosas que han de hacer para mantener el equilibrio cósmico es salvar la vida de Stephen King en 1999. La insistencia de King en aparecer como personaje en su saga (por no hablar de la importancia que da a su propia vida en relación al destino del universo) resulta un elemento de distracción: es complicado abstraerse en la épica historia de la salvación del cosmos cuando constantemente se nos recuerda de manera más o menos indirecta que estamos en un mundo ficticio. Además, King está más presente como (ocasional) voz narrativa independiente en este libro, cosa que no sucede en el resto: coherente con el papel de su personaje, pero otro factor de irregularidad en la saga. Puede que a nivel personal esto le haya servido a King como terapia en su recuperación (esperemos que no simplemente como forma de satisfacer su ego), pero a nivel literario no puede considerarse una idea demasiado exitosa. Además, en este libro King recurre al recurso de la “repulsión” (por encima del “terror” o del “horror”), mecanismo barato que él mismo define como tal en su ensayo Danse Macabre, renunciando así a aterrorizar o, al menos, horrorizar al lector.

La trama principal concluye con la ayuda de un deus ex–machina procedente de una historia de Stephen King no incluida en la saga principal (Insomnia), lo que resulta como poco frustrante. La inclusión de referencias al resto de su obra en un momento de la trama tan crítico, y la importancia dada a personajes introducidos de forma tan brusca (al menos desde el punto de vista de esta saga) frente a personajes con los que llevamos tanto tiempo, le quita mucha fuerza al final de la historia.

La conclusión que encuentran los distintos personajes tampoco es especialmente satisfactoria, quizá con la única excepción del propio Roland. Sin embargo, los demás personajes principales (tanto protagonistas como antagonistas) salen de la historia de forma mucho menos adecuada. De hecho, parece que King no acaba de definirse acerca de la conclusión, ofreciendo un último capítulo con un forzado final feliz “de libro”, y un epílogo posterior con un verdadero final menos convencional (que el King narrador recomienda no leer a quien esté satisfecho con la otra conclusión). Este doble final está tratado de forma eficaz e ingeniosa, resultando perfectamente adecuado, pero dicha indefinición parece significativa. En general, puede decirse que la saga acaba de forma adecuada, pero este final no se libra de la influencia de la irregularidad que domina a toda la serie.

Y es que irregular parece el calificativo que mejor describe a esta serie. Esta irregularidad es perceptible sobre todo en la historia alrededor de la que gira la saga. Su aparente sencillez (Roland quiere llegar a la Torre Oscura) se complica de manera inadecuada con digresiones, auto–referencias y meta–literatura (por mucho que King diga que no le gusta este término), que hacen que la Torre Oscura no consiga escapar de su papel de MacGuffin. Los personajes son sólidos y resultan atrayentes, aunque la trama se ve algo lastrada por la falta de antagonistas claros y definidos (el Hombre de Negro, John Farson, Mordred, el Rey Carmesí…). Sin duda, de todas formas, el principal fuerte de la serie es el mundo que ha creado Stephen King, el Mid–World que mezcla western, fantasía y ciencia–ficción. Quizá la prueba más palpable de esto sea el éxito de las historias en comic publicadas por Marvel y ambientadas en este mundo, centrándose en la época de juventud de Roland, así como el hecho de que King vaya a publicar una nueva novela, ambientada entre Wizard and Glass y Wolves of the Calla, que probablemente trate más de este mundo que de la trama general de la saga. Aún así, este mundo de ficción se ve lastrado por la presencia de elementos ajenos, como los procedentes de Harry Potter (presentes en los 3 últimos libros), que convierte ese Mid–World en algo menos autocontenido, en algo menos real. Por otra parte, el lenguaje ficticio con el que salpica el texto resulta forzado y poco elaborado, ciertamente no a la altura de otros idiomas de ficción. Quizá esta irregularidad sea inevitable teniendo en cuenta que la historia ha sido escrita a lo largo de casi 30 años y sin una planificación clara, lo que justifica tanto los cambios de estilo como los de contenido.

Quizá una buena demostración de la irregularidad de la saga es que los aficionados no se ponen de acuerdo en cual es el mejor libro o cual es el peor: tantos hay que encuentran flojo The Gunslinger como los que echan de menos su estilo, y lo mismo con otros títulos como Wizard and Glass o The Waste Lands. Y no sólo eso, sino que hay gente que considera partes de la saga como de lo peor que ha escrito King, y esa misma gente considera otros títulos como parte de su mejor producción. Y los títulos mencionados no suelen coincidir: la basura de unos es el tesoro de otros… En resumen, la serie de la Torre Oscura nos ofrece un mundo interesante que visitar, unos personajes sólidos para acompañarnos, pero una historia que no acaba de estar a la altura: el fallo de este tercer pilar es lo que hace que la saga no acabe de merecer la entrada en el Olimpo fantástico como pretendía su autor (aunque King tampoco es precisamente un autor con demasiadas ínfulas literarias). Como se suele decir, buena idea y mala ejecución.