El Hobbit: Historia de una Ida y una Vuelta

En un agujero en el suelo, vivía un Hobbit. Con este comienzo ya legendario, garabateado casi al azar en un papel, se iniciaba la historia de Bilbo Bolsón, una criatura aparentemente insignificante cuyas andanzas serían el germen que daría forma al género fantástico moderno. Las circunstancias hacen que muchas veces se ignore a El Hobbit y se le considere como un simple prólogo de la monumental El Señor de los Anillos. Sin embargo, se trata de una novela con un valor indiscutuble por sí misma, y que estaría considerada entre los clásicos de la literatura infantil o juvenil aún cuando no existiera su épica continuación.

La clasificación como literatura infantil no debe interpretarse en ningún caso de manera peyorativa, ni implica que el libro no pueda ser disfrutado por lectores adultos. Se trata simplemente de un hecho: es un libro específicamente orientado a un público juvenil, principalmente porque su origen es el de un relato contado por el propio Tolkien a sus hijos pequeños. Así, las principales influencias en las que buscar el origen de El Hobbit serían las historias que preparaba Tolkien para sus hijos (sobre todo en Navidad), sus propios estudios e intereses (desde Beowulf a las sagas nórdicas), y la mitología propia que ya estaba creando el profesor: el Silmarillion (Entendiendo como tal al conjunto de historias de la antigüedad, y no exclusivamente al texto publicado como El Silmarillion. Es decir, lo que los estudiosos de Tolkien también llaman habitualmente legendarium).

Es indudable que el tono narrativo de El Hobbit es muy diferente al de El Señor de los Anillos, lo que puede sorprender a quienes lo lean después de la famosa trilogía. El narrador aparece prácticamente como un personaje más: no es una simple voz imparcial en tercera persona, sino que interpela frecuentemente al lector, implicándole en la historia como sucedería si esta se relatara oralmente. El propio Tolkien, una vez escrito El Señor de los Anillos, comenzó una revisión de El Hobbit para hacerlo más acorde con la trilogía (no sólo cambiando el tono, sino ajustando fechas y distancias para adaptarse al mundo más “realista” o detallado que creó para la continuación). Sin embargo, pronto abandonó este proyecto (con buen criterio) cuando una persona de confianza que leyó los primeros borradores le dijo que aquello estaba muy bien, pero no era El Hobbit...

Acompañando a Bilbo Bolsón en su viaje, el lector se ve poco a poco inmerso en un mundo diferente, poblado por seres salidos de las páginas de los cuentos y las leyendas, mientras el Hobbit lleva a cabo su viaje iniciático que le lleva a convertirse en una persona diferente a como era antes de sus aventuras.

I – Una Tertulia Inesperada

En este capítulo, de tono ligero y casi humorístico, se nos presenta a los principales personajes de la novela (Bilbo, los Enanos y Gandalf) y cual es el objetivo de la aventura que se cierne sobre el protagonista (el tono se oscurece un poco cuando los Enanos cuentan su historia). Tanto Bilbo como Gandalf están perfectamente presentados, no pudiendo decirse tanto lo mismo de los Enanos. Este es un hecho a lo largo de todo el libro, aunque (teniendo en cuenta su elevado número) es comprensible que los trece personajes no lleguen a estar muy desarrollados, centrándose el protagonismo en Thorin, Balin y Bombur (como alivio cómico), y en menor grado en Fili y Kili, o incluso Dori.

Durante mucho tiempo, este fue el único capítulo que Tolkien tuvo escrito de la novela. Es destacable que la novela publicada sigue casi al pie de la letra la historia de los esbozos iniciales. Lógicamente, cuanto más avanza el texto, más diferencias hay, pero tampoco son excesivas. Por supuesto, ignorando las casi anecdóticas diferencias en algunos nombres (como que inicialmente el mago se llamara Bladorthin, y el líder de los Enanos se llamara Gandalf)

II – Carnero Asado

Este capítulo sigue teniendo un tono bastante lígero y cómico, a pesar de aparecer el primer peligro serio ante el que se encuentran Bilbo y los Enanos (coincidiendo además con la primera desaparición de Gandalf). Aún así, los Trolls a los que se enfrentan tienen un propósito más humorístico que de otro tipo, basando su sencilla comicidad en las confusiones lingüísticas, los juegos de palabras y el uso de dialectos (nada sorprendente teniendo en cuenta que el autor es filólogo).

Esto no implica que sea un capítulo menor, ni mucho menos, como en cierto modo refleja que se haga referencia a él en El Señor de los Anillos. Respecto a la historia en sí, es el capítulo en el que Gandalf, Thorin y Bilbo consiguen sus espadas mágicas; y, con respecto al libro, probablemente sea uno de sus capítulos más memorables.

III – Un Breve Descanso

Con la llegada a Rivendell, este capítulo supone un importante punto de contacto con la mitología de la Tierra Media, aunque el personaje de Elrond fue enlazado con la antigüedad un poco por casualidad. Se mencionan puntos tan importantes en el Silmarillion como son la caída de la ciudad de Gondolin y la rivalidad entre Elfos y Enanos (aunque esto también sirve para preparar el terreno para capítulos posteriores). Estas referencias a la Primera y la Segunda Edad, relativamente comunes en El Señor de los Anillos, son más raras en El Hobbit.

Por contraste, los desenfadados y frívolos Elfos que reciben a los viajeros a su llegada parecen más propios de los cuentos de hadas tradicionales que de la mitología de Tolkien. Y es que en esta visita a Rivendell, el lector se encuentra con más canciones cómicas que con las poesías de antaño que pueden leerse en El Señor de los Anillos. En todo caso, esa es la tónica habitual de El Hobbit, en lo que a poesía se refiere: más canciones cómicas que poemas “serios”.

IV – Sobre la Colina y Bajo la Colina

El capítulo en que Bilbo y los Enanos se encuentran con los Trasgos es un capítulo plagado de acción y peligro, presentado ahora con más gravedad que en ocasiones anteriores. Entre otras, una de las características negativas de los Trasgos que retrata Tolkien es su habilidad para crear mecanismos destructivos: un tema que se verá desarrollado en El Señor de los Anillos.

Hasta ahora, en cada capítulo se nos ha presentado (a los lectores, pero también a Bilbo) una nueva criatura: Enanos, Trolls, Elfos y Trasgos. En este capítulo también se menciona a los Gigantes de Piedra, seres que no son nombrados en otros lugares y que aparecen más como una fuerza de la naturaleza que como verdaderas criaturas. Esta inmersión gradual en los habitantes de la Tierra Media (alternando aliados con peligros), presenta de forma perfecta el mundo en el que se desarrollan las aventuras de Bilbo, que se vuelve más y más fantástico a cada capítulo que avanza.

V – Acertijos en las Tinieblas

Bilbo se encuentra aquí con uno de los personajes más memorables creados por Tolkien: Gollum. El capítulo está protagonizado exclusivamente por esta nueva criatura y por Bilbo, y sin duda es uno de los más conocidos del libro, con su siniestra competición de enigmas.

La versión que conocemos es bastante distinta de la publicada inicialmente, modificada con motivo de la escritura de El Señor de los Anillos, para que lo relatado aquí coincidiera con lo que se planteaba en la continuación. Así, las sutiles referencias a la historia de los Anillos de Poder no tenían sentido cuando el Anillo que Bilbo encuentra era un “simple” anillo de invisibilidad (que, dicho sea de paso, para su época era un concepto bastante original, aunque ahora sea un tópico más del género).

Este capítulo además supone un punto de inflexión para Bilbo, que por primera vez sale de una situación bastante peligrosa por su propia cuenta (aunque sea con la ayuda de una buena dosis de suerte y un anillo mágico).

VI – De la Sartén al Fuego

No una, sino dos criaturas nuevas se presentan en este capítulo. Por un lado, los Wargos, lobos malignos e inteligentes; y por otro las Águilas, en su papel de deus ex–machina habitual en la obra de Tolkien. En ambos casos se trata de animales inteligentes y con capacidad de hablar (los Wargos, incluso, tienen su propio idioma, que Gandalf conoce), algo que parece adecuado tanto en un cuento infantil como en una antigua leyenda. La presencia de animales parlantes (o, al menos, inteligentes) es bastante frecuente en todo el libro, viéndose mitigada en El Señor de los Anillos, probablemente para darle un tono más realista y “adulto”.

Bilbo empieza aquí a ganarse el respeto de los Enanos (a los que no menciona la existencia del Anillo) gracias a su fuga de las cuevas de los Trasgos. De nuevo, en este capítulo hay modificaciones respecto a la historia del Anillo. En todo caso, Tolkien intenta hacer coherente dentro del propio mundo ficticio del libro la existencia de distintas versiones de la historia, que se corresponderían con las distintas versiones que cuenta el propio Bilbo (y que escribe en El Libro Rojo de la Frontera del Oeste, el manuscrito ficticio del que se supone que procede el texto de Tolkien).

VII – Extraños Aposentos

Un nuevo personaje aparece en este capítulo, ofreciendo refugio (como Elrond en su momento) al grupo tras una presentación gradual que refleja la de los Enanos a Bilbo en el primer capítulo. Se trata de Beorn, un “cambia–pieles” (un “hombre–oso”) del que poco más se sabe (tanto él como el mago Radagast, mencionado también en este capítulo, son de los personajes más misteriosos en la obra de Tolkien).

Como reflejo del avance del viaje y del incremento del peligro, el refugio ofrecido por Beorn no tiene nada que ver con el disfrutado en casa de Elrond, presentando mayores dudas y elementos mucho más siniestros. En todo caso, Beorn acaba revelándose como un buen aliado, y es quien advierte y prepara al grupo por el viaje por su siguiente etapa.

Gandalf desvela aquí que tiene que abandonar al grupo (aunque los capítulos anteriores ya dejaban claro que era un compañero irregular y sin intenciones de acompañarles todo el viaje), y los deja “al cuidado” de Bilbo, que ya ha conseguido ganarse el respeto (o, al menos, un poco) de los Enanos.

VIII – Moscas y Arañas

Al internarse en el Bosque Negro, Bilbo y los Enanos se adentran en la etapa más tétrica y siniestra de su viaje: un bosque encantado en el que los espesos árboles no dejan tan siquiera que penetre la luz del sol. Incluso los Elfos que aparecen no tienen nada que ver con los amistosos habitantes de Rivendell: si aquellos parecían salir de un cuento infantil victoriano, estos parecen más bien sacados de oscuras leyendas medievales.

El viaje por el bosque reafirma definitivamente el respeto de los Enanos por Bilbo, especialmente tras ser rescatados por el Hobbit de las Arañas. Estas son unas nuevas criaturas parlantes y, si bien no son tan terribles como puedan ser Ungoliant o Ella–Laraña, dentro del contexto de este libro son uno de los enemigos más terroríficos y siniestros: nada queda en su discurso de la comicidad de los Trolls de uno de los primeros capítulos. Es en este encuentro en el que Bilbo bautiza a la espada que consiguió en aquella ocasión: Aguijón (traducción del Sting original, cambiada a Dardo en la traducción de El Señor de los Anillos).

Este es uno de los capítulos más cambiados respecto al borrador original (por ejemplo, no aparecía el episodio del arroyo encantado), y en el que Tolkien realiza una poco habitual ruptura en la linealidad del relato para contarnos lo sucedido con Thorin en un breve flashback. Precisamente tras llegar a este capítulo se produjo una pausa importante en la composición de la novela.

IX – Barriles de Contrabando

Como continuación del anterior, en este capítulo se sigue desarrollando el papel heroico de Bilbo, capaz de ocultarse de los Elfos, rescatar a los Enanos e, incluso, ganarse el respeto del propio Thorin (como ya se lo había ganado de sus otros compañeros). El capítulo no dejar de tener su parte de comicidad, debido al sistema ideado por Bilbo para rescatarse a sus compañeros y salir de las estancias de los Elfos.

X – Una Cálida Bienvenida

La trama se dirige en este capítulo ya hacia su fase final. Los caracteres de los principales personajes se han establecido o evolucionado hasta el punto en que todo está listo para el enfrentamiento con el Dragón. Los Enanos son recibidos en la Ciudad del Lago como verdaderos héroes, de los que la gente espera sin dudarlo que acaben con Smaug. Sin embargo, el realista Bilbo escapa al clima de euforia dominante debido a la impresión que le causa la primera visión de la Montaña Solitaria.

Por primera vez en la historia aparecen los Hombres (si no consideramos como tales a Gandalf o Beorn), cuya caracterización inicial no es especialmente positiva. El único representante de los habitantes de la Ciudad del Lago es un avaricioso y mercantilista burgomaestre, que no duda en intentar aprovecharse de los Enanos y manipular a su propia gente (que, por su parte, se dejan engañar).

XI – En el Umbral

Este es uno de los capítulos más breves del libro (que en general son más cortos en su parte final), casi de transición. Aún así, es importante debido al establecimiento del escenario en que se desarrollará la conclusión de la historia, con un ambiente desolado y pesimista que refleja el yermo paisaje de la Desolación del Dragón. Curiosamente, ahora es Bilbo el que empieza a animarse mientras los Enanos se deprimen.

XII – Información Secreta

Por fin en este capítulo se produce la primera aparición del Dragón Smaug, en un memorable encuentro con el Hobbit protagonista. La conversación que mantienen mediante enigmas (un recurso propio de la tradición épica que aparece en historias como la de Sigurd y Fafnir) recuerda indudablemente al incidente de los Trolls. Sin embargo, ahora Bilbo es un personaje mucho más heroico y es capaz de salir mejor parado de la situación.

El capítulo, además, sirve para ir desarrollando elementos de la trama que se van sembrando poco a poco y que tendrán indudable importancia: la relación entre Bilbo y los Enanos, el Zorzal, la Piedra del Arca…En resumen, la trama va evolucionando hacia su final.

XIII – Nadie en Casa

A pesar de su brevedad, en este capítulo suceden no pocos hechos relevantes. Mientras crece la intriga por el paradero de Smaug, Bilbo y los Enanos toman posesión del tesoro acumulado por el Dragón (incluyendo la cota de mithril que recibe Bilbo), se arman y establecen un refugio.

XIV – Fuego y Agua

Por única vez en todo el texto, el punto de vista principal del relato se aparta de Bilbo de manera destacable, debido a que se nos narra lo sucedido a Smaug (y a la Ciudad del Lago) mientras transcurría la acción del capítulo anterior. Aparece un nuevo personaje importante, Bard, descendiente de los reyes de la región y que encarna una serie de virtudes más positivas que las presentadas hasta ahora como propias de los Hombres (y que, en cierto modo, recuerda a Aragorn en su caracterización). Será Bard quien acabe con el Smaug (aunque con una ayuda indirecta proporcionada por Bilbo), y no el protagonista como parecería habitual en este tipo de narrativa (aunque poco creíble. De hecho, inicialmente estaba previsto que fuera Bilbo quien matara al Dragón, como en cierto modo refleja la brusca manera en que el personaje de Bard aparece en la historia.

La ausencia de Bilbo y el tema del capítulo (el enfrentamiento con el Dragón) hace que este sea una de las partes de tono más mítico de todo el libro (a lo que también colaboran elementos como los pájaros parlantes y el punto débil de la criatura invulnerable).

XV – El Encuentro de las Nubes

Si el lector (como Bilbo) pensaba que con la derrota de Smaug iban a concluir las aventuras del libro, aquí se llevará una sorpresa. La tensión crece entre los Enanos y los Hombres (a los que se han unido los Elfos) y el asedio es inevitable. Si el libro comenzaba con tonos de cuento infantil, esta preocupación por las consecuencias de los hechos narrados (más allá del inevitable final feliz) lleva a la historia por caminos tan inesperados como realistas.

En este capítulo se produjo la última pausa importante en el proceso de escritura, ya muy cerca del final (a pesar de que quedan aún cuatro capítulos, el número de páginas es comparativamente escaso).

XVI – Un Ladrón en la Noche

Mientras continúa el asedio, Bilbo demuestra su total categoría heroica con sus acciones en este capítulo, tomando una serie de deciciones tan difíciles como necesarias. Capaz de planes audaces y totalmente independiente, su principal preocupación resulta ser acabar con el conflicto que se avecina, y con sus acciones se gana el respeto de Bard y el Rey de los Elfos. La breve reaparición de Gandalf al final de este capítulo nos lo presenta en su papel de heraldo de sucesos importantes.

XVII – Las Nubes Estallan

El libro aquí ya se ha convertido en un puro relato épico, con diálogos cada vez más formales y elevados. El conflicto parece inevitable (a pesar de las acciones de Bilbo), y hace falta la llegada de un enemigo común para unir a Enanos, Hombres y Elfos contra sus oponentes, los Trasgos y los Wargos (contando además cada bando con el apoyo aéreo de Águilas o Murciélagos). Como es habitual en Tolkien, la espectacular Batalla de los Cinco Ejércitos no es narrada en detalle (Tolkien no es un escritor de escenas de acción), sino más bien por sus consecuencias y las reflexiones que provocan en un Bilbo que se mantiene apartado de la acción (primero invisible, y luego inconsciente).

XVIII – El Viaje de Vuelta

Bilbo recupera la consciencia cuando la batalla ya ha finalizado, y debe enfrentarse a las trágicas consecuencias del conflicto (a pesar de haber salido victorioso el bando de las fuerzas del bien). La muerte de Thorin (tras hacer las paces con Bilbo en una emotiva escena) y su sepultura en la Montaña Solitaria lo convierten en un personaje prácticamente de leyenda. Por su parte, Bilbo es de nuevo cada vez más mundano (a pesar de ser declarado Amigo de los Elfos y tener el respeto de Hombres y Enanos) al fortalecerse su parte Bolsón a medida que se aproxima su regreso al hogar.

XIX – La Última Jornada

En este último capítulo del libro se atan algunos de los últimos cabos pendientes de explicación (relacionados con la expulsión del Nigromante) mientras Bilbo y Gandalf realizan el viaje de vuelta a Bolsón Cerrado. El Hobbit aún tendrá que enfrentarse a un incidente de naturaleza más cómica que terrible tras su regreso al hogar. El carácter de Bilbo ya no es el mismo que cuando partió a su aventura. Sus experiencias le han vuelto menos prosaico y es capaz de entregarse a actividades tan poco respetables como la poesía, lo que le lleva a perder por completo su buena reputación en la sociedad Hobbit.

En cierto modo, ese podría ser el tema central de El Hobbit: el cambio, la maduración del personaje protagonista que, tras este viaje iniciático, se ve convertido en una persona diferente y (por supuesto) mejor. El principal enemigo contra el que lucha Bilbo es sin duda la avaricia, el ansia de oro personalizada sobre todo por Smaug, pero también mostrada por los Enanos o los Hombres (en los que hace presa fácil). Y, en el fondo, el Hobbit también lucha con su propia avaricia. Cuando comienza la historia, la actitud e ideales de Bilbo son más bien los de un pequeño terrateniente de clase media (a pesar de su parte Tuk), aunque se permite a sí mismo ser atraído por el deseo del tesoro (complementado por su oculta e inconfesable ansia aventurera). Al final de su viaje, es un ser más generoso y decidido, perdida su timidez del inicio, y que se eleva por encima de la mezquindad de quienes le rodean. Será este cambio el que permita a Bilbo, años después, ceder a su sobrino Frodo el mayor tesoro obtenido en esta aventura. Pero esa es otra historia totalmente distinta...

Bibliografía:


  • The Hobbit – J.R.R. Tolkien (HarperCollinsPublishers 2007)
  • El Hobbit Anotado – Douglas A. Anderson (Minotauro 1990)
  • The History of The Hobbit – John D. Rateliff (HarperCollinsPublishers 2007)