Cuatro novelas y 56 relatos: lo que se conoce como el Canon.
Ese es el material con el que Sir Arthur Conan Doyle consiguió crear un
personaje inmortal que pasaría a la historia de la literatura popular inglesa y
universal: Sherlock Holmes. Aunque existen los lógicos antecedentes (siempre
hay que mencionar, con justicia, al Dupin de Edgar Allan Poe), es en estas
historias en las que se creó el arquetipo de relato detectivesco que perduraría
durante mucho tiempo, y que aún en la actualidad sigue funcionando entre el
público.
A Study in Scarlet (1887)
La primera novela de las cuatro que forman parte del canon
de Sherlock Holmes es
A Study in Scarlet. La novela relata el primer
encuentro entre Sherlock Holmes y Watson, que además es el narrador de la
historia. Salvo escasas excepciones, además de ser su eterno compañero, Watson
actúa como narrador de las historias, siendo a la vez el representante del
lector. A pesar de ser la primera historia del detective, los personajes y las
constantes de estas historias aparecen ya bastante bien definidas, desde el
peculiar carácter y costumbres de Holmes a, por supuesto, sus métodos
deductivos. También aparecen detalles más secundarios el desprecio por las
maneras de Scotland Yard (aquí representado por Gregson y Lestrade) o el uso
que hace Holmes de la red de informantes que más adelante será bautizada como
los “Irregulares de Baker Street”.
La segunda parte de la novela está ocupada en buena parte
por un relato que nos narra la historia que ha originado los crímenes que ha
investigado Holmes, aunque desde el punto de vista del asesino. Ambientada en
el pasado, en unos “exóticos” Estados Unidos entre mormones, hasta cierto punto
esta parte da la sensación de ser relleno para llegar a una longitud válida
como novela a partir de una trama que quizá no fuera suficiente para ello. Por
otra parte, esta historia de venganza da una visión que hace más comprensibles
los crímenes cometidos, lo que es coherente con que el criminal no acabe ante
un tribunal (aunque sí que le alcance la “justicia divina”).
La historia finaliza con una policía que se adjudica los
méritos de la resolución del caso, y un Watson que promete a su compañero de
piso que publicará la verdadera historia de los hechos.
The Sign of the Four (1890)
A pesar de no alcanzar todavía demasiada popularidad,
alguien debió fijarse en la novela de Conan Doyle, porque el editor de una
revista estadounidense le encargó otra novela para incluir en la versión
inglesa de su publicación. Como curiosidad, Oscar Wilde también recibió un
encargo similar (en la misma cena con el editor) y escribió
The Portrait of
Dorian Gray.
Esta historia sigue una estructura similar a la de la
primera novela, aunque el relato de la versión del criminal ocupa mucho menos
espacio (menos de un capítulo, en vez de casi medio libro). El cuerpo a la
trama esta vez se lo dan sus propios elementos (de un exotismo a veces cercano
a lo melodramático), escenas de acción (una persecución por el Thamesis) y
ciertos elementos románticos (por lo que respecta a Watson: el frío Sherlock
Holmes aprovecha para dejar claro lo que piensa del matrimonio).
Watson aquí conoce a la que se convertirá en su esposa, Mary
Morstan, lo que es revelado de forma gradual (recordemos que Watson es el
narrador), mediante indicios graduales de que Watson y Mary han continuado su
relación más allá de la historia de la novela. Sin embargo, lo que es bueno
para la felicidad del Dr. Watson, será un impedimento para Conan Doyle, pues en
futuras historias Holmes y Watson no compartirán el domicilio de Baker Street y
la justificación para que vivan aventuras juntos será algo más endeble. En todo
caso, no parece que Conan Doyle tuviera en mente la creación de todo un
universo ficticio alrededor de su detective, como demuestran en ocasiones
diversas incoherencias a lo largo de su obra (por ejemplo, la herida de Watson
pasa de ser en un brazo a afectar a una pierna).
Por otra parte, la novela muestra a un Holmes dedicado a una
actividad que suele llamar la atención de los lectores modernos: el uso de las
inyecciones de cocaína o de morfina como estimulantes cuando no tiene un caso
en marcha. También se presenta otra de las habilidades del detective: su
capacidad para el disfraz. En parte, según afirma Holmes, se ve obligado a
utilizar este medio por su excesiva popularidad, ocasionada en parte por las
publicaciones de Watson. La inclusión de este tipo de referencias es
relativamente habitual, y ayuda a crear la sensación de que las aventuras de
Sherlock Holmes transcurren en el mundo en que viven sus lectores.
The Adventures of Sherlock Holmes (1892)
Tras estas dos novelas, Conan Doyle empezará a publicar
relatos cortos en la revista mensual
Strand Magazine, donde acabaría por
consolidarse la popularidad de Sherlock Holmes. Estas historias cortas se
recopilarían en diversas antologías, de las cuales esta es la primera,
recogiendo relatos aparecidos entre 1891 y 1892.
La colección comienza con el imprescindible
A Scandal in
Bohemia, donde aparece el personaje de Irene Adler o, para Sherlock Holmes,
LA mujer. La historia (que demuestra cierta influencia de Poe) no trata de un
crimen, por primera vez, sino que Holmes es contratado para recuperar unos
documentos, lo que le hace ser más activo que cuando se dedica a la
investigación. Además de la creación de un personaje básico en la leyenda de
Holmes (la mujer que es capaz de derrotarlo en su propio terreno), el relato
profundiza en su postura ante las mujeres y en como le afecta el choque con
Adler.
The Red-Headed League resulta curioso por sus toques
de humor, casi absurdo, pero demuestra como Holmes es capaz de frustrar un robo
y detener a un infame ladrón (con el que afirma haberse cruzado ya) a pesar de
que el caso originalmente parece no tener nada que ver.
Más flojo resulta
A Case of Identity, donde Holmes no
consigue que se haga verdadera justicia en un caso sencillo (un asunto de
índole familiar), pues no hay un verdadero crimen.
No mejora mucho la cosa con
The Boscombe Valley Mystery,
que recuerda demasiado a
A Study in Scarlet. Holmes usa su propio
sentido de la justicia, dejando irse al criminal pero salvando al falso
acusado.
Frustrante para Holmes resulta
The Five Orange Pips,
pues su cliente es asesinado sin que pueda evitarlo y, aunque intenta hacer
justicia, el barco donde viajan los asesinos (relacionados con el KKK) se hunde
antes.
De nuevo un caso doméstico centra la acción en
The Man
with the Twisted Lip, donde Holmes descubre a un marido que engaña a su
mujer llevando una doble vida por motivos puramente económicos, en lo que
parecía una desaparición o asesinato.
Al contrario, en
The Adventure of the Blue Carbuncle,
lo que parece un caso rutinario acaba llevando a la resolución del robo de una
piedra preciosa. Sherlock Holmes emplea más sus capacidades deductivas en
demostraciones que en la resolución del crimen.
La calidad vuelve a aumentar en
The Adventure of the Speckled Band. De paso, la cronología de las historias deja de ser lineal como hasta ahora, pues este relato está ambientado
en la época en que Holmes y Watson aún vivían juntos. Se trata de un caso en el
que abundan los elementos misteriosos (y puede verse cierto sub–texto sexual),
con una intrigante habitación cerrada (o casi) y un arma exótica. También vemos
que a Holmes no le remuerde la conciencia por provocar (aunque sea de forma
indirecta) la muerte del asesino.
Tras esto,
The Adventure of the Engineer's Thumb
resulta decepcionante, pues la mayor parte del relato se centra en la narración
de una historia con más o menos misterio, y con una resolución poco
satisfactoria en la que Holmes interviene poco.
The Adventure of the Noble Bachelor es una historia
correcta relacionada con un asunto de tipo amoroso, pero la desaparición de la
víctima no consigue crear ningún tipo de tensión en el relato.
En
The Adventure of the Beryl Coronet, Sherlock
Holmes vuelve a los asuntos relacionados con la alta política y similares. Un
anónimo personaje conectado con la realeza (¿el Príncipe Alberto?) mete en
problemas a un banquero, pero Holmes lo resuelve hábilmente. Las joyas robadas
se recuperan aunque hay que dejar ir a los ladrones para evitar escándalos.
En
The Adventure of the Copper Beeches Holmes vuelve
a la campiña, lo que le permite expresar su opinión respecto a que el campo es
mejor para el crimen que la ciudad. En sí, la historia llama la atención por
sus elementos siniestros, que parecen casi de novela gótica.
En general, hay cierta irregularidad (lógica en este tipo de
casos) en los relatos de la antología, aunque el nivel general es bueno. Parece
que Conan Doyle está más cómodo con su detective en las historias cortas que en
las novelas. Estas historias sirven para cimentar a la perfección el personaje
creado en las dos novelas anteriores, abundando en elementos como el sentido de
la justicia de Holmes (no necesariamente relacionado con la ley).
Conan Doyle empieza a introducir relatos situados
temporalmente entre sus dos primeras novelas, pues el hecho de que Watson esté
casado prácticamente le obliga a que cada relato comience con una visita a
Holmes, o con Watson abandonando su hogar (y su trabajo como médico) para irse
a investigar un caso con Sherlock.
The Memoirs of Sherlock Holmes (1894)
La popularidad de Sherlock Holmes estaba ya más que
consolidada, a pesar de que Conan Doyle quería dejar el personaje (algo que ya
llevaba pensando durante sus doce historias anteriores), pues estaba más
interesado en lo que él consideraba su obra más “seria”, como sus novelas
históricas. Así, se dedicaba a pedir cada vez más dinero a
The Strand, con
la esperanza de que no aceptaran sus condiciones. Sin embargo, los editores sabían
que tenían un éxito seguro entre manos y estaban dispuestos a pagarle lo que
pedía. Esta antología contiene historias publicadas entre 1892 y 1893.
De nuevo, la antología empieza bien con
Silver Blaze,
una historia con un Holmes en plena forma (capaz de pequeñas venganzas contra
quien le trata de manera desconsiderada), y donde nada es lo que parece a
primera vista.
The Adventure of the Cardboard Box no aparecía
originalmente en la antología, pues al parecer Conan Doyle consideraba poco
adecuado para los lectores más jóvenes el tema del adulterio. A pesar de su
macabro inicio, se trata de una historia poco lograda, en la que Holmes no
aparenta hacer demasiado uso de sus capacidades deductivas.
El flojo
The Adventure of the Yellow Face, se
presenta como ejemplo en el que Holmes se equivoca en sus deducciones. Quizá lo
más interesante sea lo avanzado para su época de su planteamiento acerca de la
desigualdad racial (un tema que preocupaba a Conan Doyle).
The Adventure of the Stock-broker's Clerk resulta poco
original, con un planteamiento muy similar al de
The Red-Headed League y
la resolución de un misterio que es parte de algo mayor.
The Adventure of the "Gloria Scott" es
interesante porque Holmes relata a Watson su primer caso, de la época en que
era estudiante. Sin embargo, carece de una verdadera historia detectivesca y el
misterio planteado se resuelve solo, limitándose las deducciones de Holmes a
una demostración.
El planteamiento de contar una historia de juventud se
repite en
The Adventure of the Musgrave Ritual, además de presentarnos
algunas costumbres exóticas más del detective. Resulta más logrado que el
anterior, a pesar de contar con un Holmes aparentemente más inseguro y abusar
un poco de los elementos tópicos de las historias detectivescas.
Tras un (relativamente) detallado caso internacional, Holmes
necesita reposo en el campo en
The Adventure of the Reigate Squire. Por
supuesto, se encontrará con un nuevo misterio que resolverá gracias a sus
conocimientos de grafología y sus capacidades interpretativas.
The Adventure of the Crooked Man remite de nuevo a
una muerte misteriosa con una trama que mira al pasado y se relaciona con
problemas amorosos. La presencia de Watson se limita a poco más que escuchar la
historia, casi como si Holmes quisiera asegurarse de su publicación. Como
curiosidad, es la historia en la que Holmes dice el “Elementary” que es lo más
parecido al “Elementary, my dear Watson” que ha pasado incorrectamente a la
historia como frase típica de Holmes.
The Adventure of the Resident Patient es un flojo
relato del montón que mezcla elementos ya utilizados: misteriosos empleadores,
cómplices en el crimen, venganzas…
Lo de menos en
The Adventure of the Greek Interpreter
es la historia en sí, con una resolución poco satisfactoria y un Watson
encargado de hacer las deducciones pertinentes. Lo importante es la
presentación de Mycroft Holmes, el hermano al que Sherlock considera más
inteligente (pero menos activo), así como del extraño Club Diógenes al que
pertenece. En este relato ambos demuestran estar parejos en capacidad deductiva
(pero también en una cierta imprudencia).
El relato más largo del canon es
The Adventure of the
Naval Treaty, una correcta historia de intriga política internacional,
mucho mejor en el desarrollo que en su conclusión.
Y la antología acaba con
The Final Problem, otro de
los relatos imprescindibles, a pesar de no tratarse de un verdadero caso al
uso. Se trata de la historia del enfrentamiento entre Sherlock Holmes y el
Profesor Moriarty, la mente criminal más peligrosa de su época. Siendo
estrictos, se trata en realidad de la resolución de este conflicto (del que
nunca se ha sospechado…). La fuerza y la importancia del relato están en la
creación y presentación de la némesis de Holmes, Moriarty, así como por ser el
relato en el que Conan Doyle mata a su protagonista, sacrificándose para acabar
con su malvado antagonista.
Los mejores relatos de la antología se concentran en la
segunda mitad del libro, como regla general. Y si la antología anterior nos
presentaba a Irene Adler, esta nos presenta a otros dos personajes inseparables
del mito de Sherlock Holmes: Mycroft Holmes y Moriarty. Conan Doyle parece
tener una especial capacidad para crear personajes secundarios a los que hace
atractivos prácticamente sólo mediante unos esbozos. Tanto Mycroft como
Moriarty reaparecerán más adelante (no así Irene Adler), algo sin duda motivado
por la fuerza que demuestran en sus primeras apariciones. En todo caso, estos personajes memorables no dejan de poder considerarse
"versiones" del propio Holmes, sea en femenino (Irene Adler), en poco activo (Mycroft), o como un claro reverso oscuro (Moriarty).
The Hound of the Baskervilles (1902)
Tras un largo periodo de ocho años, Conan Doyle decidió
regresar al personaje que más popularidad le había dado, al conocer una antigua
leyenda popular que decidió emplear como marco para una nueva novela (publicada
por entregas en
The Strand). Sin embargo, Holmes seguía muerto, pues la
novela está ambientada antes de los hechos narrados en
The Final Problem.
El inicio de la novela no se aleja demasiado de los
convencionalismos establecidos en otras historias, aunque una persecución
aporta algo más de acción. Tras esto, la acción se traslada a los páramos de
Dartmoor. Sin duda, aquí es donde se encuentra uno de los principales elementos
de la historia: la inquietante atmósfera que da el desolado paisaje en que
transcurre. Esto es algo que parece casi imprescindible en una novela en la que
la amenaza de lo sobrenatural es constante, aunque el desenlace conduzca de
forma inevitable a demostrar la superioridad de la racionalidad sobre la
superstición.
Otra curiosidad de la novela es el relativo segundo plano
que adopta Sherlock Holmes. El detective parece estar muy ocupado (además de
llegar a decir en un momento dado que ha trabajado en 500 casos (importantes…),
y se queda en Londres mientras envía a Watson a ser su informador en
Baskerville Hall. Conan Doyle llega a experimentar con el formato, haciendo que
algunos capítulos sean directamente los informes que envía el narrador a su
compañero de aventuras.
En todo caso, el regreso de Sherlock Holmes al primer plano
es inevitable para alcanzar la resolución del misterio, aunque no deja de
alabar a Watson por su trabajo. Igualmente, parece haber aparecido un cierto
respeto entre Holmes y Lestrade, al que pide ayuda oficial. Las consecuencias
del misterio no puede decirse que sean totalmente satisfactorias, algo que el
narrador ya había dejado entender: el culpable consigue huir (aunque
probablemente para morir) y su víctima sufre un grave ataque nervioso.
La tercera novela protagonizada por Sherlock Holmes sea
posiblemente la mejor de todas. No tiene los defectos de los intentos
primerizos y se beneficia de una estructura mucho más compacta y bien enlazada,
en la que no sobran sub–tramas ni resultan forzadas, sino que contribuyen al
efecto general.
The Return of Sherlock Holmes (1905)
Tras el largo periodo de descanso y después de volver a
encontrarse con el personaje en la novela anterior, Conan Doyle decidió volver
a la publicación de historias protagonizadas por el detective.
The Adventure of the Empty House supone la reaparición de Holmes tras su supuesta muerte en
The
Final Problem. La historia mezcla un misterio más o menos típico con la
captura del segundo de Moriarty, el Coronel Moran. La justificación que da
Holmes respecto a su fingida muerte no es especialmente sólida, pero al fin y
al cabo el público está recibiendo lo que quiere y no se va a quejar. Menos
clara es la referencia a la muerte de la mujer de Watson. Mary Watson, elemento
necesario de la trama en
The Sign of Four, se había convertido en un
problema narrativo para las historias posteriores, y con su desaparición Conan
Doyle consigue reunir de nuevo a Watson y Holmes en Baker Street.
En
The Adventure of the Norwood Builder nos
encontramos con un criminal con una motivación retorcida y poco creíble, aunque
el relato es correcto y consigue mantener el interés durante su desarrollo.
Holmes demuestra sus conocimientos de criptografía al
descifrar una serie de misteriosos mensajes en
The Adventure of the Dancing
Men. Estos mensajes apuntan a un asesinato que Holmes resuelve, aunque no
llega a tiempo de evitarlo.
Mucho más flojo es
The Adventure of the Solitary Cyclist,
con su trama poco lograda y embrollada. La historia gira alrededor de una joven
heredera que consulta a Holmes por un asunto trivial, pero eso acaba salvándole
la vida.
The Adventure of the Priory School destaca porque,
aunque como detective no demuestra mucho, Holmes hace gala de una lado de su
personalidad que no conocíamos. Además de hacer justicia a su manera (dejando
ir a un culpable con la esperanza de que se reforme y para evitar el escándalo
social), se hace con una sustanciosa recompensa por resolver la desaparición
del hijo de un importante aristócrata.
En
The Adventure of the Black Peter se descubre que
Holmes no sólo es un experto en disfraces, sino que cuenta con varias
identidades falsas establecidas en la ciudad. Holmes investiga la muerte de un
antiguo marinero y buena parte del relato se entretiene en una pista que acaba
siendo falsa. El contacto de Holmes con la policía es Stanley Hopkins, un
“pupilo” suyo que reaparecerá en algunos casos más. En cierto modo, la actitud
de Holmes hacia Scotland Yard se va moderando un poco, y eso lo corrobora su
relación con este prometedor policía.
Probablemente la historia más atípica de todas sea
The
Adventure of Charles Augustus Milverton, donde Holmes se enfrenta a un
famoso chantajista. Fracasadas las negociaciones para recuperar una carta,
Holmes recurre a seducir a una de las criadas del criminal y, directamente, al
robo (y descubrimos la afición de Holmes a las cajas fuertes). Cuando Milverton
encuentra su final a manos de una mujer agraviada (se implica que relacionada
con la alta nobleza), Holmes se niega a ayudar a Lestrade por su desprecio
hacia la víctima.
Como suele suceder, en el entretenido
The Adventure of
the Six Napoleons lo que comienza simplemente como un hecho curioso acaba
complicándose con un asesinato y el robo de una valiosa perla (que Holmes acaba
quedándose…)
Lo poco interesante del crimen en
The Adventure of the
Three Students (el robo de las preguntas de un examen) hace que este
relato, aunque acertado, sea poco apasionante.
The Adventure of the Golden Pince-Nez es otro relato
correcto y con buen ritmo, pero poco destacable por lo demás. La trama acaba
teniendo un trasfondo relacionado con extremistas Rusos.
Aunque
The Adventure of the Missing Three-Quarter empieza
de manera cómica, acaba de manera más bien trágica, y el cambio no resulta
especialmente satisfactorio. El caso no deja de ser un estimulante más para
Holmes, del que averiguamos que ha dejado otro tipo de estimulantes por la
influencia del Dr. Watson.
En la primera escena de
The Adventure of the Abbey Grange,
Holmes pronuncia su (otra) mítica frase: “The game is afoot” (de origen
Shakespeariano). Por desgracia eso es lo más destacable del relato, a pesar de
su corrección y una buena historia a pesar de algunos elementos melodramáticos.
Holmes vuelve a hacer justicia a su manera en una historia con un mensaje en el
que Conan Doyle deja ver su interés por mejorar las leyes relacionadas con
matrimonios y divorcios.
La antología finaliza con
The Adventure of the Second
Stain, caso mencionado por su nombre en
The Naval Treaty, aunque con
detalles distintos. Se trata de una interesante historia de intriga
internacional en la que Holmes trabaja para evitar una guerra a nivel europeo.
Lo más flojo de la historia es que, a pesar de su triunfante conclusión, Holmes
no hace demasiada labor detectivesca.
En este último relato, Watson afirma que Holmes se ha
retirado (para dedicarse a la apicultura) y no quiere popularidad, por lo que
le ha prohibido publicar más relatos: parece que Conan Doyle seguía intentando
librarse del personaje. En general esta es una buena antología con (como
todas…) un buen puñado de relatos destacables, aunque muchas tramas empiezan a
tener elementos comunes con historias anteriores. Quizá lo menos satisfactorio
sea el modo en que se produce el retorno a la fórmula: ni la resurrección de
Sherlock Holmes ni la muerte de Mary Watson tienen explicaciones especialmente
adecuadas. En cambio, y a pesar del regreso a la rutina, sí parece notarse un
cambio en la personalidad de Holmes: una actitud más tolerante con la policía
parece ir acompañada de una mayor tendencia a impartir justicia por su cuenta.
Probablemente esto se deba al creciente escepticismo de un Conan Doyle cada vez
más decepcionado con el sistema judicial.
The Valley of Fear (1915)
Si en la novela anterior, Conan Doyle se basaba en una
leyenda popular, para la última novela protagonizada por Sherlock Holmes se
inspiraría en hechos reales. La novela apareció por entregas en
The Strand,
como era habitual, alrededor de un año antes de ver su publicación en forma de
libro.
La novela está ambientada antes de
The Final Problem,
lo que causa algunas inconsistencias a las que el lector ya debe estar
acostumbrado: si bien en dicho relato Watson no había oído hablar de Moriarty,
en esta novela conoce bastante de su reputación. Por otra lado, la presencia de
Moriarty da algo más de trasfondo y solidez al personaje, aunque para el lector
resulta un poco frustrante que su mente criminal no llegue a tener un papel más
importante del que parecen anunciar los primeros capítulos.
La primera parte del libro lleva a Holmes a investigar un
asesinato (del que un confidente ha tratado de advertirle) y sigue la
investigación de una manera casi propia de un manual. Tras oír las primeras
informaciones de una policía con la que colabora de manera casi inusual, Holmes
investiga la escena del crimen e interroga a los testigos. Finalmente, tras
examinar y elaborar diversas teorías, Holmes tiende una trampa con la que
captura al culpable.
Sin embargo, el culpable no es lo que parece, y tiene buena
parte de víctima. Además, proporciona un manuscrito a Watson, contando su
pasado en América, con el que este elabora la segunda parte del libro (a lo
A
Study in Scarlet). Se trata de un interesante relato, que incluye una
sociedad masónica, una logia convertida en organización criminal (utilizando de
vez en cuando una coartada anti–capitalista) y un ambiguo protagonista. Sin
embargo, como parte de una novela de Sherlock Holmes resulta poco interesante y
hasta previsible, además de hacer que el libro recuerde en exceso a
A Study
in Scarlet, resultando repetitivo. Además, el breve epílogo en el que
reaparecen Holmes y Watson sólo sirve para hablar brevemente de la implicación
de Moriarty desde detrás de la escena principal.
En conclusión,
The Valley of Fear no es una mala
novela y resulta entretenida, pero no resulta tan atractiva por su atmósfera
como
The Hound of the Baskervilles y quizá incluso pueda considerarse
inferior a
The Sign of Four pues, a pesar de estar mejor escrita,
comparte estructura (y casi trama) con
A Study in Scarlet y resulta
menos interesante como parte de la saga de Sherlock Holmes.
His Last Bow (1917)
Tras la última tanda de historias, Conan Doyle llegó a un
acuerdo con su editor para seguir proporcionando relatos de Sherlock Holmes,
pero a su propio ritmo y sin presión. Estos relatos aparecieron entre 1908 y
1913 y son los que componen esta antología, junto con el que le da título
(escrito en 1917).
En
The Adventure of Wisteria Lodge, Sherlock Holmes
deja casi todo el trabajo de detective al policía de turno, lo que resulta
sorprendente. Se trata de una historia de justa venganza, cuyo trasfondo es una
crítica a ciertas actitudes políticas tiránicas contemporáneas a Conan Doyle.
De nuevo una venganza justificada es el centro de
The
Adventure of the Red Circle, en esta caso de un criminal con aires de
terrorista. La historia es floja y abunda en elementos poco creíbles.
En
The Adventure of the Bruce-Partington Plans,
Holmes es contratado por su hermano Mycroft, del que se revela que trabaja para
la Inteligencia Británica. Es un buen relato, interesante y con un ritmo que
mantiene la tensión. La intriga de espionaje y un correcto reparto de
secundarios dan forma a esta trama (por otro lado, no demasiado original) de
ambientación claramente pre–bélica.
Y la Sra. Hudson (la casera de Holmes) es quien inicia de
trama de
The Adventure of the Dying Detective, al pedir a Watson que
vaya a ayudar a un Holmes enfermo y moribundo. Por supuesto, todo es una trampa
para atrapar a un criminal. La idea es interesante y original, pero a estas
alturas es poco probable que el lector piense que Holmes no tiene la situación
bajo control.
Watson actúa brevemente como protagonista en
The
Disappearance of Lady Frances Carfax, al ser enviado al extranjero por
Holmes para llevar a cabo la búsqueda de una mujer desaparecida. Lo mejor del
relato es lo tenso de su final, en parte porque Holmes no parece estar en plena
forma y llega a dar la sensación de poder fracasar.
Quizá por eso Holmes se toma unas vacaciones en
The
Adventure of the Devil's Foot, aunque pronto se encuentra con el crimen. La resolución
resulta mucho menos satisfactoria que el planteamiento de las muertes macabras
y misteriosos y la creación de una atmósfera siniestra.
La antología se cierra con
His Last Bow, una
apropiada rareza. Se trata de una historia de espionaje ambientada durante la I
Guerra Mundial, con intenciones claramente propagandísticas, contada en tercera
persona. Un Sherlock Holmes y un Watson con veinte años más se reúnen para
servir a su patria, e incluso tienen tiempo para recordar a Irene Adler o al
Profesor Moriarty. A pesar de la ausencia de un verdadero misterio, su tono
melancólico (o crepuscular) le hace parecer un verdadero final (más que otros
relatos que lo pretendían).
The Case-Book of Sherlock Holmes (1927)
De forma similar a la anterior, esta antología está
compuesta por relatos escritos de manera discontinua entre 1921 y 1926. Por
regla general, estos relatos son de una calidad bastante inferior a la
habitual, por lo que incluso algunos estudiosos sospechan de que detrás de
ellos hubiera alguna mano además de la de Conan Doyle, “corrigiéndolos” o
incluso escribiéndolos.
Para empezar,
The Adventure of the Mazarin Stone es
una rareza, que muestra sus orígenes como adaptación de una inédita obra
teatral, estando limitada la acción a una única habitación (que a veces parece
el escenario de un vodevil). Además, el relato está narrado en tercera persona.
La historia de Holmes tendiendo una trampa para recuperar una joya resulta poco
original y aburrida.
La calidad aumenta en
The Problem of Thor Bridge, a
pesar de lo pausado de su desarrollo y lo poco creíble de algunos elementos de
la trama, en la que Holmes debe exculpar a una sospechosa de asesinato
(contratado por el marido de la víctima y amante de la sospechosa). Quizá lo
más interesante, sea la mención a una caja donde Watson tendría almacenadas
innumerables notas, y que será mencionada en alguna otra ocasión.
A pesar de que
The Adventure of the Creeping Man no
empieza mal, gracias a la investigación del misterioso comportamiento de un
extraño profesor, cuando llega la resolución esto acaba: con inesperados
elementos próximos a la ciencia ficción, probablemente sea la peor solución de
un caso de todo el canon.
Por el contrario, Holmes demuestra su no creencia en lo
sobrenatural en
The Adventure of the Sussex Vampire. Dada la antología
en que está, este relato no es de los peores, aunque sólo sea por la sorprendente
naturaleza infantil del verdadero criminal.
Nada destacable puede decirse de
The Adventure of the
Three Garridebs, que trata de un intento de estafa muy similar a lo narrado
en otros relatos.
En
The Adventure of the Illustious Client, al menos
Conan Doyle crea un villano interesante (aunque a veces roce lo tópico) y
despreciable. Por desgracia, el Barón Gruner es lo único destacable de un
relato con poco trabajo de detective y muchos elementos repetitivos.
Tan confuso como poco atractivo resulta
The Adventure of
the Three Gables, en el que un Holmes torpe (además de grosero en exceso)
ejerce su sentido de la justicia de una forma mucho menos lograda que en otras
ocasiones.
En
The Adventure of the Blanched Soldier el narrador
es el propio Holmes, aunque la estructura es la habitual, por lo que no hay
mucha penetración en la mente del detective. La historia, por otra parte, es
más bien floja. Como curiosidad, el relato contiene una extraña referencia a la
esposa de Watson que, teniendo en cuenta que en la época del relato Mary Watson
debe llevar años muerta, no está muy claro a quien se refiere.
También Holmes es el narrador de
The Adventure of the
Lion’s Mane, esta vez como detective ya retirado que debe investigar la
misteriosa muerte de un profesor. La intriga está bien presentada, pero la
resolución (a la que Holmes llega por recordar un dato leído, con escasa
deducción) es decepcionante.
Un atrevido criminal contrata a Holmes en
The Adventure
of the Retired Colourman para que le sirva de coartada, con previsibles
resultados. Este correcto relato además sirve de presentación de un “detective
rival” de Holmes.
En el breve
The Adventure of the Veiled Lodger,
Holmes y Watson se limitan a escuchar la confesión de un horrible y trágico
crimen: no hay misterio alguno que resolver.
Finalmente,
The Adventure of the Shoscombe
Old Place parte de un planteamiento original
para concluir con un desenlace que recuerda a relatos anteriores. Con todo, no
es una mala historia para acabar las aventuras de Sherlock Holmes.
Es innegable que los relatos de esta antología no tienen el
nivel de otras historias, además de dar una sensación de menor depuración: las
inconsistencias (no nuevas en Conan Doyle) abundan, los elementos de las tramas
se repiten y, en ocasiones, los personajes se desdibujan. Que ello se deba a la
presencia de escritores en las sombras, al reciclado de antiguos borradores, o
a la fatiga de un autor rodeado de otras preocupaciones, es algo que habrá que
dejar en las expertas manos de los estudiosos.
En todo caso, y aunque en ocasiones resulten repetitivas (es
difícil crear 60 historias que sigan el mismo patrón general y, a la vez,
resulten originales), la inmensa mayoría de los relatos (y novelas) de Sherlock
Holmes se leen con agrado y proporcionan un agradable entretenimiento. Mención
aparte merece la capacidad de Conan Doyle para crear personajes (en ocasiones
con apenas unas breves apariciones, como Irene Adler y el propio Profesor
Moriarty) que hoy siguen tan vigentes como hace 100 años.