Bond, James Bond: La creación de Ian Fleming

Su nombre es Bond, James Bond. Y se trata de uno de sus personajes inmensamente populares, ya asentados en el imaginario colectivo, a pesar de que mucha gente ni siquiera conozca o sea consciente de su verdadero origen. Es obvio que la popularidad del agente 007 se debe en gran medida al cine (como sucede con muchos de estos casos), pero no debe olvidarse que su origen se encuentra en unas cuantas novelas escritas en los años 50 y 60 por el escritor británico Ian Fleming.

Fleming había sido oficial en la Inteligencia Naval británica durante la II Guerra Mundial, a lo que seguiría una carrera de periodista y escritor de éxito hasta su temprana muerte a los 56 años, debida a un ataque al corazón (posiblemente provocado por sus excesos con el tabaco y el alcohol). Además de sus novelas y relatos de James Bond, la producción literaria de Fleming se limita a un par de libros de no–ficción y el cuento infantil Chitty Chitty Bang Bang (también popularizado por el cine).

La carrera literaria de James Bond comienza en Casino Royale (1953), con la misión de arruinar a Le Chiffre, un agente soviético, en una partida de cartas. El libro presenta al personaje principal, un agente de inteligencia misógino, jugador y sibarita, con experiencia adquirida en la II Guerra Mundial. La novela además presenta a otros elementos habituales de la serie, como la agencia soviética SMERSH o el agente de la CIA Felix Leiter. La primera parte del libro se centra sobre todo en la misión y la partida de cartas (que Fleming hace realmente interesante), mientras que la segunda se centra más en el propio Bond y su relación con Vesper Lynd, la protagonista femenina. En cierto modo, los resultados de esta relación (007 se enamora realmente de ella y luego se siente traicionado) pueden verse como un punto de inflexión en la relación de Bond con las mujeres, que le seguirá a lo largo de su carrera.

Bond regresaría en Live and Let Die (1954), luchando de nuevo contra un agente de SMERSH. En este caso, se trata de Mr. Big, líder del crimen negro en Estados Unidos. Como es de esperar, el tratamiento de los personajes negros no resulta demasiado políticamente correcto, aunque Leiter se muestra bastante cercano ante un Bond indiferente ante la cuestión racial. Bien mirado, el retrato de los jubilados de Florida resulta más cruel y sangrante… La trama está menos lograda que en el libro anterior, y parece que Fleming aún está ensayando con el personaje para ir dándole la forma definitiva. Mr. Big es un villano más "bondiano", pero hay más de novela de aventuras que de espionaje. Se apuntan elementos sobrenaturales que no se acaban de resolver en uno u otro sentido. Por otra parte, varias de las constantes del estilo de Fleming ya están presentes aquí: el ritmo proporcionado por capítulos que suelen acabar en un cliffhanger , y un realismo procedente de una atención al detalle periodística (y casi obsesiva en lo relacionado con la gastronomía).

En Moonraker (1955) Bond se enfrenta a una misión atípica para el Servicio Secreto, ya que no abandona Inglaterra. De nuevo es importante en la trama el juego, aunque Fleming aquí no se molesta en explicar el funcionamiento del bridge (como hizo con el bacarrá en Casino Royale). Hugo Drax ya puede ser considerado el primer gran villano de la serie: un antiguo nazi aliado con los rusos, siniestro y destructivo, con un plan megalómano para destruir Londres. El inicio de la novela (que incluye los habituales detalles que la presentan como continuación de la anterior) detalle un poco más la vida de 007 dentro del Servicio Secreto, presentándonos a su secretaria, Loelia Ponsonby (cuyo papel es un poco redundante con el de Miss Moneypenny). Bond va tomando forma en este libro, de mayor calidad que su predecesor.

Bond vuelve a Estados Unidos en Diamonds Are Forever (1956) para infiltrarse en una red de tráfico de diamantes en el que está metida la mafia de Las Vegas. Tiene buenos momentos individuales, pero un desarrollo y un climax bastante flojos, en el que se da más importancia al detalle y a la descripción que al desarrollo de su sencilla trama. El libro carece de un villano de entidad, por lo que el interés cae en los siniestros sicarios homosexuales, Wint y Kidd. También debe mencionarse que Tiffany Case es el mejor personaje femenino que Fleming ha creado hasta ahora, lo que le permite desarrollar mejor a Bond como personaje. Fleming aprovechó la investigación realizada para esta novela para escribir un libro de no–ficción, The Diamond Smugglers.

La novela más larga de la serie (aunque no lo parece) es From Russia, With Love (1957), que se cuya primera parte nos muestra como SMERSH planea el asesinato de 007, "el más famoso de los espías ingleses" y "un mito entre sus colegas". Esto resulta interesante, aunque Fleming presenta a los rusos con clara intención propagandística, aunque sin llegar a la caricatura. Además del claro ambiente de la Guerra Fría, el libro contiene las pertinentes dosis de exotismo y lujo (Estambul, el Orient Express…) que lo convierte en un perfecto representante de lo que es el James Bond original. Quizá su parte más floja sea el final, concluido con un cliffhanger que puede permitir "matar" a 007 a un Fleming que empieza a estar cansado del personaje. Esta novela se hizo especialmente famosa al ser mencionada por el presidente Kennedy como uno de sus libros favoritos, y es sin duda el mejor libro de la serie hasta el momento.

Tras el final de la novela anterior, Bond es enviado a Jamaica en una misión sencilla (casi unas vacaciones) en Dr. No (1958), donde se rencuentra con Quarrel, otro personaje recurrente, presentado en Live and Let Die. Por supuesto, el misterioso Doctor No complica la situación, capturando y torturando a 007 en la que sería la primera guarida "bondiana" que Fleming nos presenta. Honeychile Rider resultar ser una chica Bond algo atípica, salvaje y con una traba física que reduce su espectacular belleza. La historia tiene ciertos elementos tardíos de Peligro Amarillo, y escasas repercusiones políticas (si No trabaja para los Rusos o la China comunista no es por convicción ideológica). Por lo demás, el ritmo es irregular y el final resulta precipitado, por lo que lo mejor de la novela es sin duda el personaje del Doctor No.

El inicio de Goldfinger (1959) resulta demasiado similar a Moonraker: de nuevo Bond tiene que descubrir a un millonario que hace trampas a las cartas. El siguiente enfrentamiento entre ambos es en un campo de golf, relatado con el habitual detallismo de Fleming a lo largo de 18 hoyos… La peligrosidad de dicho millonario, Auric Goldfinger va en aumento gradualmente, hasta confirmarse que trabaja para SMERSH y que tiene un megalómano y destructivo plan. Además de sus elevadas dosis de homofobia y racismo (en este caso contra los Koreanos), el relato resulta muy irregular. Las partes tensas y bien narradas, junto a la evolución de Bond como personaje, se mezclan con resoluciones de conflictos absurdas (la inesperada "curación" de la lesbiana Pussy Galore) y situaciones increíbles (Goldfinger manteniendo a un descubierto Bond como ayudante).

For Your Eyes Only (1960) es una antología, cuatro de cuyas historias proceden de tramas creadas para una hipotética serie de TV que acabaría por no producirse. En From a View to a Kill es más interesante lo que Bond cuenta de sí mismo que la investigación del asesinato por unos indefinidos espías. Bond es enviado a cometer un asesinato en For Your Eyes Only, relato poco interesante y que parece la repetición de una escena de Goldfinger. Quantum of Solace (1959) no es una verdadera historia de 007, sino un homenaje a Somerset Maugham combinado con un intento de mostrar un lado más humano de Bond (que es un mero marco para contar la infeliz historia de una pareja). Quizá, a pesar de su simpleza, Risico sea el relato más interesante de la colección: Bond investiga en Italia un asunto de drogas. Finalmente, The Hildebrand Rarity es otro experimento que intenta mostrarnos el interior de Bond, que es mero testigo pasivo de un crimen. En general, se trata de una antología de relatos bastante prescindibles.

Tras esto, y sin las referencias habituales a los libros anteriores, la serie de novelas prosigue con Thunderball (1961). A pesar de su complejo origen y problemas legales (la historia empezó a desarrollarse para el formato fílmico antes de que el proyecto acabara en nada y Fleming decidiera publicarla), se trata de una de las mejores novelas de la serie, con una trama intensa e interesante, y escenas de acción por encima de la media. Además, el libro supone la presentación de la organización criminal SPECTRE (ya que SMERSH ha desaparecido en el mundo real) y de su líder, Ernst Stavro Blofeld.

Por desgracia, tras esta viene una de los peores libros de 007: The Spy Who Loved Me (1962). En realidad, ni tan siquiera parece un libro de James Bond (que sólo aparece bien pasado el ecuador del libro). Aunque 007 menciona de pasada un encuentro relacionado con SPECTRE, la novela en realidad trata sobre todo de la protagonista femenina, sus fracasos sentimentales y un incidente concreto, con una trama que parece la de un relato corto. Fue un libro mal recibido, y el propio Fleming reconoció que se trataba de un experimento fallido, impidiendo que se reimprimiera mientras vivió.

De vuelta a la normalidad, On Her Majesty’s Secret Service (1963) se presenta como una verdadera continuación de Thunderball, aunque en algunos aspectos parece un reinicio de la serie, con elementos que recuerdan directa e indirectamente a Casino Royale. Bond va tras el rastro de Blofeld, lo que supone una novedad: normalmente 007 es un personaje más reactivo, que debe evitar los planes del villano de turno, en vez de buscarlo directamente. Por desgracia, aunque el plan de Blofeld es bastante realista (basado en la guerra biológica y económica), está algo falto de emoción. Como curiosidad, Fleming menciona aquí el origen escocés de Bond, como homenaje a Sean Connery, ya convertido en el rostro cinematográfico de 007. Otra curiosidad es el cambiante aspecto físico de Blofeld, que también se vería reflejado en el cine, siendo interpretado por tres actores distintos en la saga oficial.

La "trilogía de Blofeld" se cierra con You Only Live Twice (1964), una novela con una trama algo floja, pero que destaca por su exótica ambientación en Japón y por mostrar la evolución de James Bond. Por desgracia, el villano no está a la altura, o al menos no lo están sus actividades: simplemente es el dueño de un "balneario para suicidas", y casi puede decirse que no hace daño a nadie (lo que no impide ir contra él a un vengativo Bond). En esta novela aparece una completa nota biográfica de James Bond, y aparece un elemento meta–literario, al mencionarse la popularidad del personaje y las exageradas novelas basadas en él que ha publicado cierto escritor. En general, el final parece apuntar a que de nuevo Fleming está planteándose acabar con el personaje, pero dejando las puertas abiertas a las continuaciones. En todo caso, sería el último de los libros publicados en vida de Fleming.

Quizá sea la publicación póstuma lo que le da un aspecto en general flojo y poco pulido a The Man With the Golden Gun (1965), aunque también es posible que la mala salud de Fleming estuviera afectando a su escritura. Hay varios elementos presentados y poco aprovechados (el lavado de cerebro a 007, la presencia de Scaramanga como un reverso siniestro de Bond…) y la trama es bastante rutinaria, a pesar de alguna escena impactante.

Finalmente, cuatro historias cortas se publicaron con el título de Octopussy and The Living Daylights (1966), aunque en principio la antología sólo contenía esos dos relatos. En Octopussy Bond vuelve a ser la excusa para contar una historia (no sin interés) relacionada con el oro nazi. Una de las mejores historias cortas de Bond es The Living Daylights (1962), en la que Bond es enviado a Berlín a asesinar a un francotirador para proteger a su víctima. The Property of a Lady (1963) es un encargo de Sotheby’s que Fleming no quiso cobrar pues no quedó satisfecho. Es una historia interesante de contraespionaje alrededor de la subasta de un reloj Fabergé, con una floja resolución. Finalmente, tan insípido como su título es 007 in New York (1963), escrito como disculpa por un artículo de Fleming poco halagador con Nueva York, y que es más bien un breve reportaje.

Es muy posible que sin la ayuda del cine hoy en día muy pocos supieran quien es James Bond, agente secreto 007 al servicio de Su Majestad, como sucede con tantos y tantos personajes de la literatura popular. Entre los catorce libros dedicados a Bond casi se pueden contar con los dedos de una mano aquellos realmente destacables, siendo el resto puro entretenimiento de usar y tirar. En realidad, es lo que son todos: Fleming no parece tener más pretensiones. Ahora bien, unos son un mejor entretenimiento que otros.

Como escritor, el punto fuerte de Ian Fleming es la atención al detalle propia de quien ha trabajado como oficial de inteligencia y como periodista. Este detallismo le permite narrar con un realismo que contrasta con lo exagerado de algunas de las situaciones presentadas, haciendo que estas parezcan estar sucediendo en el mundo real. Por otra parte, muchas veces los detalles son exagerados: cada vez que Bond come, sabemos los platos que pide; cada vez que coge un libro, sabemos su título; cada vez que 007 huele a una mujer, sabemos el perfume que lleva. Esto, por un lado, resta dinamismo al texto en ocasiones, por no hablar de que las referencias a platos o fragancias de moda dan un aire desfasado a los libros (cosa que no sucede con las situaciones propias de la Guerra Fría…). En la parte negativa, Fleming no parece normalmente demasiado cómodo con las escenas de acción, lo que lleva a que muchas veces la resolución de las tramas no esté a la altura de las expectativas que sí sabe crear a la perfección.

Finalmente, resulta curioso que muchos elementos que se dan por hechos en el personaje (cinematográfico / popular) sí que aparecen en el Bond creado por Fleming, mientras que otros están relativamente ausentes. Los gadgets tienen una presencia casi nula en las historias y el exotismo, aunque presente, suele estar centrado en el Caribe (Fleming vivía en Jamaica y escribía de lo que conocía). En todo caso, James Bond sigue en la actualidad tan vivo como hace 50 años, con películas que siguen produciéndose y libros de otros autores que ya superan en número a los que escribió Fleming. Y todo gracias a un oficial de la Inteligencia Naval de familia acomodada que puso en el personaje tanto lo que conocía por sus experiencias como lo que le hubiera gustado ser.