Northwest Smith

A la escritora de fantasía y ciencia ficción C.L. Moore se la recuerda (además de por su papel pionero en un campo predominantemente masculino) por dos personajes: la heroína fantástica Jirel de Joiry y el aventurero espacial Northwest Smith.

Northwest Smith es un aventurero y contrabandista de moral más bien discutible, que vive al margen de la ley en un futuro indeterminado, en un universo compuesto básicamente por unos colonizados planetas Tierra, Venus y Marte. Aún así, las aventuras de Smith transcurren casi siempre en un fronterizo Marte, con una ambientación bastante cercana al western (de hecho, parece ser que el personaje fue creado originalmente como un personaje de dicho género). Así, no es raro que Smith esté a bordo de una nave espacial sólo en un relato (Yvala) y más a menudo tenga el aspecto de un pistolero en una ciudad polvorienta (en este caso, de Marte). Naturalmente, no puede buscarse ciencia ficción hard en estas historias: se trata del Marte de los canales y el Venus de atmósfera respirable, más cercanos a las fantasías de Edgar Rice Burroughs y a otros autores pulp que a las imágenes que recibimos hoy de las misiones de la NASA.

Al igual que sucede con Jirel de Joiry, la presentación del personaje realizada por muchos críticos (y autores de introducciones) juega en su contra. Así, normalmente Northwest Smith es presentado como el antepasado literario de Han Solo e, incluso, es comparado también con Indiana Jones (aunque esto es aún menos comprensible, como no sea por culpa de Harrison Ford). Evidentemente, los tres personajes comparten un origen común como aventureros de orígenes pulp (con la modernización/homenaje que suponen los creados por George Lucas), pero sus aventuras tienen poco que ver. Las historias protagonizadas por Northwest Smith son más bien relatos de horror cósmico, con escasa acción, en los que ciertamente nunca esperaríamos ver a Han Solo.

Northwest Smith protagonizó un total de trece relatos, de los que la mayor parte (diez) fueron publicados en la legendaria revista Weird Tales (los otros tres fueron publicados en diversos fanzines). Dos de los relatos son colaboraciones, escritas con Forrest J. Ackerman (editor, escritor y famoso coleccionista) y con su marido Henry Kuttner. Como ya se ha dicho, parece lógico que estos relatos aparecieran en esta revista como relatos de horror y no en alguna dedicada más plenamente a la ciencia ficción.

Shambleau (nov-1933) es el primer relato protagonizado por Northwest Smith, el más famoso y, muy posiblemente, el mejor. En esta historia, el protagonista rescata a una misteriosa y felina alienígena de una multitud que pretende lincharla. El relato se centra en la relación entre ambos, y en la mezcla de atracción y repulsión que siente Northwest. Por supuesto, la misteriosa criatura es más de lo que parece, estableciendo referencias a antiguo mitos griegos, y Northwest no parece capaz de resistirse al impuro placer que obtiene gracias a ella. Tendrá que ser Yarol, su amigo Venusino, el que le rescate. El tono sensual con toques malsanos del relato es lo más destacable del texto y resulta bastante sorprendente teniendo en cuenta la época en que fue escrito (y, para que negarlo, el sexo del autor: que una mujer escribiera algo tan "abiertamente" provocativo en aquella época es aún más sorprendente). No es el único relato en el que el sexo aparezca como subtexto más o menos evidente, pero sí en el que es más claro.

Similar resulta Black Thirst (abr-1934), en el que una seductora cortesana atrae a Northwest a un misterioso templo habitado por un vampírico ser. Esto le conducirá a una historia que se centra más en el horror cósmico y el conflicto interno. De nuevo, la ayuda de un personaje es básica para que el protagonista salga del lío en que se ha metido. Está pasividad es uno de los principales defectos de Smith como personaje: normalmente es más bien pasivo y reactivo, convirtiéndose más en un espectador que en un protagonista de la acción.

Algo más de iniciativa (pero no mucha) muestra Smith en Scarlet Dream (may-1934), en el que un extraño manto le transporta a una misteriosa dimensión onírica (con chica atractiva incluida).

Dust of Gods (ago-1934) es una historia que se sale un poco de la fórmula (lo que, automáticamente, la hace más atractiva), con un planteamiento más habitual en el relato de aventuras y sin la presencia del típico personaje femenino. Northwest y Yarol son contratados para buscar los restos de un antiguo dios en unas ruinas. De nuevo, el horror cósmico es el principal elemento de la historia.

Julhi (mar-1935) es un relato de trama casi inexistente, dominado por las extensas descripciones. Los elementos de la historia recuerdan bastante a los de Black Thirst, pero sirven únicamente de excusa para describir una extraña ciudad (y sus habitantes) perdida entre dimensiones.

En colaboración con Forrest J. Ackerman, Nymph of Darkness (abr-1935) sigue la fórmula habitual (Norhwest ayuda a chica, chica oculta algo) pero resulta un poco más interesante al contener algo más de acción y algo menos de descripciones excesivas.

The Cold Gray God (oct-1935) es un buen relato gracias sobre todo a sus partes inicial y final. La parte central, dedicada más a la descripción imaginativa, tampoco desmerece, por lo que el conjunto resulta satisfactorio (a pesar de lo reiterativo).

En Yvala (feb-1936), Northwest y Yarol viajan a una de las lunas de Júpiter para capturar a unas legendarias "sirenas" para un mercader de esclavos. Queda claro que el protagonista no tiene demasiados reparos morales, pero recibirá su castigo cuando se encuentren con una variante de otro mito griego (en este caso, el de Circe).

A pesar de su interesante giro final y de estar ambientado en la Tierra, Lost Paradise (jul-1936) tiene una trama más bien poco interesante. Smith viaja con la mente a un remoto pasado, y toda la historia es la narración de esta "película" que está viendo el protagonista.

The Tree of Life (oct-1936) es otro relato totalmente típico en el que Northwest, atrapado en un ambiente selvático, es atraído hipnóticamente por una criatura de aspecto arbóreo que desea devorarlo.

Quest of the Starstone (nov-1937) está escrito junto a Henry Kuttner, y es el relato que (a petición de los aficionados) reúne a Northwest y a Jirel de Joiry. Aunque el planteamiento es algo más original de lo habitual, el concepto resulta demasiado forzado y sólo tiene interés como curiosidad. Eso sí, probablemente sea más apropiado clasificarlo como relato de Northwest que como historia de Jirel.

Werewoman (invierno 1938-1939) es una floja historia con elementos de licantropía.

Finalmente, Song in a Minor Key (feb-1940) es una brevísima reflexión de tono entre melancólico y fatalista sobre los orígenes de Northwest. Sería más interesante si el personaje estuviera más desarrollado en otros relatos.

Los relatos protagonizados por Northwest Smith tienen los mismos defectos y las mismas virtudes que los dedicados a Jirel de Joiry. C.L. Moore crea envolventes y densas descripciones rebosantes de imaginación, pero al servicio de unas tramas excesivamente reiterativas. Por otra parte, Northwest parece un personaje menos desarrollado o menos interesante que Jirel, lo que es un punto negativo más a tener en cuenta. Finalmente, Northwest aparece en más historias y menos variadas que las de Jirel, lo que también juega en su contra (especialmente si se leen de tirón en la típica antología). Como con Jirel, quizá lo mejor sea quedarse con alguno de los mejores relatos (Dust of the Gods, The Cold Gray God, Yvala y, sobre todo, Shambleau) y no arriesgarse a sufrir una sobredosis de Northwest Smith. Y, por supuesto, olvidarse de comparaciones con otros personajes de ficción de características similares y narrativa totalmente distinta.