Conan el Bárbaro: la Novelización
Raramente una novelización, la adaptación de una película al medio literario, suele resultar una lectura especialmente satisfactoria. Hace años podían ser la única forma de revivir una película en el propio hogar, pero en la actualidad se puede disponer a los 3 meses del estreno de cualquier título en formato doméstico y máxima calidad. Así pues, no parece que una novelización pueda ser poco más que una pieza más de la maquinaria promocional de una película.
Especialmente curioso es el caso de aquellas películas que tienen origen literario, pero cuyo guión ha ignorado por completo esos orígenes y ha creado su propia historia. Ese es el caso de Conan el Bárbaro, escrita por Michael A. Stackpole (cuyo mayor éxito es alguna novela de la franquicia de Star Wars), que noveliza la fallida película de Marcus Nispel, y protagonizada por Jason Momoa.
A favor de los editores anglosajones hay que decir que, también como parte de la promoción de la película, se ha publicado una interesante antología de historias de Conan escritas por Robert E. Howard, con el subtítulo de "las historias que inspiraron la película" (si al menos esto fuera cierto...), que se convierten en un aceptable Best of Conan. Además, consciente del tipo de producto de usar y tirar que es, esta novelización sólo ha sido publicada en formato de bolsillo barato, costando menos de la mitad de lo que cuesta la correspondiente traducción al castellano en tapa dura.
Realmente, el único interés de una novelización de estas características es ver qué es lo que ha hecho otra persona en otro medio con el mismo punto de partida. Cuando acepta un encargo de este tipo, normalmente el escritor recibe una copia del guión sobre la que basarse para componer su libro. Por su parte, el proceso cinematográfico sigue por su camino habitual en el que son previsibles los cambios de guión de última hora o los recortes en la sala de montaje. En consecuencia, no es nada raro que haya diferencias entre lo que se ve en la pantalla de cine y lo que se lee en el correspondiente "libro de la película".
En el caso de este "Conan el Bárbaro", las principales diferencias sirven para paliar un poco algunas (que no todas) de las principales carencias de la historia de la película. Stackpole dedica más tiempo (o espacio) a los personajes que Nispel, lo que beneficia sobre todo a los personajes que rodean a Conan. Las motivaciones de los villanos, Khalar Zym y Marique, están más claras, y el personaje de Tamara y su relación con Conan resultan más creibles. Probablemente sea el personaje interpretado por Rachel Nichols el que mejor parado salga en su versión escrita, demostrando que Nispel no tenía muy claro qué hacer con él. Aún así, esto no quiere decir que los personajes adquieran unas dimensiones que no tienen: siguen siendo bastante planos y estereotipados, pero no tanto como en la película.
Con este libro, Stackpole se une a las legiones de autores de pastiches, haciendo compañía a los Carpenter, Jordan, Perry y otros pálidos imitadores de Howard. El autor demuestra que conoce al personaje o que, al menos, ha hecho los deberes y ha leído algunas cosas para dar cuerpo a su libro. Así, son constantes las referencias a la relación entre Conan y Bêlit, situando esta historia justo después del relato La Reina de la Costa Negra. Igualmente, el libro incluye escenas con el abuelo de Conan y el saqueo de Venarium, unos de los pocos elementos de la infancia de Conan que Howard menciona. El libro también es algo más respetuoso con la geografía Hiboria, con lo que aparece la ciudad de Asgalun (convertida en "Askalon" en la película sin que parezca haber una razón lógica). A Stackpole también hay que agradecerle que nos ahorre un par de escenas que rozan la caricatura en la película, lo que parece indicar que (una vez más) son idea de Nispel o su equipo próximo.
En conclusión, esta novelización demuestra que "Conan el Bárbaro" podría haber sido una película un poco mejor, sin llegar a ser una obra maestra del séptimo arte (o ni siquiera una buena representación...). No hubiera estado presente el Conan creado por Howard, pero hubiera sido como una película decente basada en uno de los pastiches menos malos, o en uno de los comics del montón. Por cierto, que la única mención del libro a Robert E. Howard está en la dedicatoria de Stackpole, aunque sí que se nombra a los autores del guión en que se basa la novela. Aunque a Howard no le suponga ningún beneficio el ver su nombre asociado con esta película (más bien lo contrario...) no deja de parecer una falta de respeto que en ningún momento se diga quien es el creador del personaje.