X-Files: Creer es la Clave

Si hay una serie que hizo historia de la televisión en los años 90 esa es sin duda Expediente X. A lo largo de 9 temporadas, las investigaciones de los agentes del FBI Fox Mulder y Dana Scully dieron un nuevo giro a la típica serie policiaca, añadiendo el toque sobrenatural y, sobre todo, la temática conspiratoria a la trama. En 1998, como puente entre la quinta y sexta temporadas, Rob Bowman dirigió la película que llevaba a la gran pantalla el universo creado por Chris Carter, con discretos resultados. La película no pasaba de ser un episodio largo, y era casi imposible seguir su trama si no se conocía la serie, lo que complicó su éxito masivo entre el público.

Ahora, llega a nuestras pantallas X – Files: Creer es la Clave, la segunda película protagonizada por los agentes Mulder y Scully, esta vez dirigida por el propio Chris Carter. Por desgracia, la película llega tarde y a destiempo, con escasa promoción, casi como si se estrenara de tapadillo, como si sus responsables no confiaran demasiado en ella. Y, vista la película, se entiende que sea así: todo tiene un aire rutinario, como de episodio de relleno escrito para llegar al número necesario para la temporada. Hasta las flojas dos últimas temporadas tenían episodios mucho mejores.

Como bien conocen los aficionados, en Expediente X había dos tipos de episodios: los de la mitología, que trataban de los alienígenas y las conspiraciones gubernamentales al respecto, y los del monstruo de la semana, en los que la pareja del FBI investigaba algún caso no relacionado con dicha trama principal. De hecho, la mayoría de los episodios eran de este tipo (y varios de ellos estarán entre los mejores de la serie), aunque las temporadas se abrían y cerraban con capítulos mitológicos, ya que esta subtrama es la que le daba a la serie su carácter propio.

Chris Carter, cuando empezó a hablarse de este nuevo proyecto, advirtió que no se trataría de una película relacionada con la mitología, sino un caso independiente (un monstruo de la semana). Visto el final de la serie, en la novena temporada, no tiene mucho sentido poner a Mulder y Scully perdiendo el tiempo en investigar un caso cualquiera. Hubiera sido mucho más coherente dar un verdadero cierre a la trama mitológica con esta película, en vez de narrar la investigación de un expediente X del montón. Por supuesto, parece ser que Carter ha comentado que si se hace una tercera película, ya será para tratar el final de la mitología.

Evidentemente, se ha querido evitar el error de la película anterior para no cerrarse puertas ante el gran público. Aún así, es discutible que esto se consiga: un espectador que solo tenga un conocimiento superficial de la serie probablemente no entienda que Mulder y Scully no estén en el FBI, ni la situación actual de su relación o las menciones a William. En resumen, que ese “espectador tipo” se va a encontrar con unos Mulder y Scully que no va a reconocer, y la película tampoco hace mucho por aclarar estas dudas.

David Duchovny y Gillian Anderson están, como no podría ser de otra forma, correctos en los papeles de unos personajes que desarrollaron a lo largo de una década. Anderson consigue transmitir mejor las emociones que su inexpresivo compañero, pero no puede reprochárseles nada a ninguno de los dos: hacen lo que pueden con el material que les proporciona el guión. En cuanto a los secundarios, sus personajes no aportan nada en absoluto y se echa de menos que se haya recuperado a algunos secundarios de la serie (y se agradece cuando por fin aparece uno de los “clásicos” de la serie). Técnicamente, la película se muestra correcta, aunque no deja de tener un aspecto televisivo que parece que le reste entidad. También es verdad que Expediente X fue una de las primeras series en adoptar un look más cinematográfico, así que es posible que por eso el resultado parezca estar a mitad de camino entre el cine y la TV.

La historia en sí no va a sorprender al espectador, resultando bastante típica en su búsqueda de víctimas de un psicópata. El elemento “X” lo aportan las visiones de un sacerdote católico que tiene un (previsible) oscuro pasado. Por otra parte, hay resoluciones bastante increibles (como que Scully prepare un innovador tratamiento médico con la ayuda de Google), recursos narrativos flojos (¿hace falta sacar a Mulder con barba para indicar que ha pasado el tiempo y que vive aislado?), y partes no muy bien explicadas. El humor en ocasiones también peca de predecible: a estas alturas, reirse de George Bush no resulta precisamente transgresor. Y en cuanto al MacGuffin que hay tras los secuestros, es tan extremo que casi resulta ridículo. Por si fuera poco, hay ocasiones en que el ritmo es bastante lento, dando la sensación de que estamos viendo un episodio alargado de forma artificial (ni siquiera un episodio doble de los que eran habituales en la serie).

También hay que comentar un par de cosas sobre la versión española. La primera es que se ha cambiado la voz habitual de doblaje de la agente Scully, poniéndole una voz con un timbre demasiado juvenil (es la voz habitual de Neve Campbell, la protagonista de Scream), que no le hubiera pegado a la actriz ni en la primera temporada de la serie. Tampoco se entiende muy bien (aunque esta ya sea una batalla perdida) el cambio en la traducción del título: del I Want To Believe del título original se ha pasado a un incomprensible Creer es la Clave. Y lo peor es que esa frase se dice en un momento de la película, en la que Mulder dice algo como que “quiere creer” (remitiendo al famoso poster de su despacho), y en el doblaje dice que “creer es la clave”, con lo que el diálogo ni siquiera queda coherente.

La vuelta al cine de Expediente X sólo puede calificarse como decepcionante. Se trata de un thriller del montón, en el que casualmente aparecen unos agentes llamados Mulder y Scully, y que si no fuera por eso puede que se hubiera quedado en el mercado doméstico o no hubiera cruzado el Atlántico. La principal razón es la elección de una trama aislada de la mitología de la serie, que es lo que al fin y al cabo le daba sus señas de identidad. A los que no sean seguidores de la serie, la película les dejará bastante indiferentes (y no les animará precisamente a ver la serie original). Para los seguidores de la serie el impacto aún es mayor: sí, David Duchovny y Gillian Anderson salen en pantalla, pero lo que se está viendo no es un Expediente X.