Stardust

La película se basa en una novela ilustrada escrita por Neil Gaiman, cuya historia adapta de manera bastante fiel. Incluso la ambientación recuerda bastante a las ilustraciones de Charles Vess para la novela original. Lógicamente, hay omisiones y modificaciones (el propio Gaiman se ha mostrado más que comprensivo con el tema), aunque no son demasiado radicales. En algunos casos, las eliminaciones han servido para eliminar de la trama elementos que quedaban sin resolución en la novela, haciendo la historia más compacta. En todo caso, que nadie espere una historia especialmente original o un guión con giros imprevisibles. Desde su concepción, la historia de Stardust es la de un cuento de tipo clásico, con su narrador (Sir Ian McKellen en la versión original), sus príncipes y princesas, sus piratas y sus brujas.

Este el segundo trabajo como director del londinense Matthew Vaughn, productor de películas como Lock and Stock y Snatch, y director de Layer Cake. Aparentemente, un director no familiarizado precisamente con el género fantástico (aunque su próximo trabajo es la adaptación al cine del personaje de comic Thor). Vaughn hace un buen trabajo tras las cámaras, en general de corte clásico pero con toques espectaculares en algunas escenas sólo posibles gracias a los efectos especiales generados por ordenador.

En los papeles principales tenemos a dos rostros jóvenes. Claire Danes (Romeo + Julieta, Terminator 3), a pesar de su juventud, tiene ya una cierta experiencia, mientras que Charlie Cox es prácticamente un debutante. Ambos se desenvuelven más que bien como Yvaine y Tristan, la pareja protagonista. Cox está correcto en la evolución de su personaje, pero su compañera de aventuras brilla un poco más (dicho sea sin segundas interpretaciones). El resto del reparto está lleno de caras más o menos conocidas procedentes del cine británico (Peter O’Toole, Sienna Miller, Ricky Gervais, Rupert Everett), aunque sin duda alguna las más conocidas (y con más peso en la película) sean las de los estadounidenses Robert de Niro y Michelle Pfeiffer.

Robert de Niro no es precisamente el de Toro Salvaje o El Padrino II, pero su actuación está un poco por encima de lo que le vemos últimamente en sus papeles más “alimenticios”. Además, su personaje proporciona algunos de los momentos más divertidos de la película. Michelle Pfeiffer, cuyo regreso al cine (y en un papel de “mala”) con esta película ha sido ampliamente publicitado, está estupenda como bruja: se nota que disfruta con el papel y combina los momentos de reírse de sí misma con los de un enfoque más serio del personaje. Por otra parte, a pesar de que hace más de 20 años que la vimos en Lady Halcón (un tipo de película con las que esta está más que emparentada), hay que reconocer que está tan guapa como entonces.

Los efectos especiales y la banda sonora (de un desconocido Ilan Eshkeri, con el que el director trabajó en su anterior película) cumplen con su cometido, sin ser especialmente espectaculares, pero manteniéndose al servicio de la historia (destacando la sencillez y eficacia del “brillo” de Yvaine). Así, los efectos especiales o el maquillaje en ocasiones resultan un poco evidentes, pero no hay que perder de vista que la película tiene menos de la mitad de presupuesto que el último título de Harry Potter. No es que sea una pequeña producción independiente, pero tampoco es un título millonario destinado a romper las taquillas.

La película no ha funcionado demasiado bien en las taquillas estadounidenses (donde se estrenó en verano), y ha tenido que esperar al mercado internacional para empezar a hacer beneficios. Las críticas, por otra parte, en general han sido en su mayor parte positivas.

Stardust es un ejemplo perfecto de cine para todos los públicos, con un estilo que recuerda más a La Princesa Prometida (referencia confesada por el propio director) y al cine fantástico que se hacía en los años 80, que a Harry Potter. Quizá no sea una película que levante pasiones ni entusiasmos desatados, pero probablemente sí que sea una película de la que nadie diga nada malo. Y es que la película tiene un poco de todo: aventuras, espectáculo, romance, magia y humor. Por otra parte, es un título que pueden disfrutar tanto los más pequeños (a pesar de ciertas muertes crueles) como los adultos: no es tan infantil como Las Crónicas de Narnia, por poner un ejemplo. Por último, es de agradecer que de vez en cuando surjan películas así dentro del género fantástico, capaces de contar una historia en poco más de 2 horas, sin necesidad de formar parte de una saga, y que puede disfrutar sin problemas cualquier espectador. Stardust es un título muy recomendable para cualquiera, y casi imprescindible para los amantes del cine fantástico.