Érase una Vez en el Oeste: Los Westerns de R.E. Howard

Si a la afición de Howard por la historia se le suma el interés por su tierra natal, y se adereza con su fecunda capacidad para escribir los más diversos géneros, parece inevitable que el escritor tejano escribiera cierto número de relatos ambientados en el Salvaje Oeste. Y esta fase de su actividad literaria (coincidente con los últimos años de su vida) no sólo puede rastrearse en su ficción (incluyendo su poesía), sino que puede verse también en artículos, ensayos (como The Ghost of Camp Colorado) y cartas a sus corresponsales habituales (como H.P. Lovecraft). Esta influencia incluso se percibe en otros relatos, siendo quizá el caso más claro el de Beyond the Black River, una de las mejores historias de Conan, en la que pueden verse claramente elementos propios del western, aunque sea en un entorno fantástico.

Tampoco debiera olvidarse la influencia de este género en muchos de sus relatos de terror (como The Man on the Ground o The Dead Remember, pudiendo establecerse una subcategoría propia de westerns sobrenaturales dentro de la producción de Howard más enfocada al horror. Aquí también puede incluirse el relato de alguna anécdota histórica con elementos extraños, del estilo de The Strange Case of Josiah Wilbarger.

Howard incluso tiene un western contemporáneo, llamado Wild Water (1975). Se trata de una historia ambientada en la Gran Depresión (además, con un escenario inspirado por hechos reales sucedidos en su región), pero con todos los códigos del relato del Oeste, en la que un pistolero decide tomarse la justicia por su mano frente a corruptos y especuladores.

Al fin y al cabo, en la época de Howard, hace apenas unas tres décadas de la muerte de algunos legendarios forajidos (como Butch Cassidy y Sundance Kid), y hay testimonio de las entrevistas del propio Howard con nietos de gente que estuvo en tiroteos con Billy el Niño. El Salvaje Oeste no está aún demasiado lejos de la vida en la Texas rural de principios del siglo XX, no está muy lejos de las experiencias del escritor.

Así pues, además de servir de telón de fondo para los relatos humorísticos (con cierto toque costumbrista) protagonizados por Breckinridge Elkins y otros personajes cortados por patrones similares, la época de los pistoleros también le sirvió a Howard para desarrollar unas cuantas historias con un enfoque más serio. Como en los relatos cómicos, el retrato de la región y de su gente (y su lenguaje) está presente, pero no es un elemento tan importante como en aquellos (en los que, al fin y al cabo, se utilizaban en clave humorística).

El número de westerns “serios” escritos por Howard es significativamente menor que el de sus historias cómicas del Oeste. Sin embargo, también son algo más variados y entre ellos puede encontrarse una verdadera joya, como es Vultures of Wahpeton. También parece claro que, al final de su vida, Howard parecía estar iniciando una de sus fases de interés en un tema, en este caso el Salvaje Oeste de su Texas natal. Probablemente, de no haberse suicidado, unos cuantos westerns más habrían encontrado un lugar destacado en su bibliografía.



Steve Allison, The Sonora Kid


The Sonora Kid, apodo del pistolero llamado Steve Allison, es uno de los personajes creados en la juventud de Howard (como también es el caso de El Borak, con el que llega a compartir relato en algún caso). Inevitablemente, los relatos que protagoniza son obras de naturaleza juvenil y no especialmente destacables. Aún así, es significativa su existencia como prueba del temprano interés del escritor por este género.

En The Devil's Joker (1975) [The Devil's Jest; Outlaw Trails], Steve Allison se ve forzado a convertirse en un criminal a causa de una mala jugada del destino. Ahora bien, su sentido del honor personal se interpone en su carrera al margen de la ley.

Knife, Bullet and Noose (1965) [Knife, Gun and Noose] presenta a Sonora Kid enfrentado a unos cazadores de búfalos a causa de una trama mayor en la que está también relacionada su misión actual, de transportar una importante cantidad de dinero. Si el relato anterior se sustentaba en una leve cuestión moral, en este tiene mayor importancia la intriga de la historia.

Los textos protagonizados por The Sonora Kid se completan con cinco relatos más (Brotherly Advice, Desert Rendezvous, Red Curls and Bobbed Hair, The Sonora Kid: Cowhand, The Sonora Kid's Winning Hand), que no serían publicados hasta 1988, junto con relatos inconclusos, como el titulado The West Tower, y otra media docena de fragmentos más.



Grizzly Elkins


El par de relatos en que aparece esté cazador (no se sabe si tiene relación con la familia de Breckinridge) contiene muchos de los elementos que caracterizarán los westerns que se pueden calificar como propiamente “Howardianos”. En general, se trata de temas más propios del género negro (uno de los pocos géneros populares que Howard no tocó demasiado y que no le interesaba), pero integrados en un entorno diferente.

Law – Shooters of Cowtown (1974) [Law Guns of Cowtown] presenta a Grizzly Elkins, capturado por matar a un hombre, y cuyo linchamiento quiere ser aprovechado por unas corruptas autoridades como cortina de humo para cubrir una de sus fechorías. La corrupción de las personas encargadas de hacer cumplir la ley es sin duda uno de los elementos con que se suele encontrar el detective hardboiled y que Howard emplea en este (y otros) western.

En Gunman's Debt (1978) el verdadero protagonista es un tal John Kirby, mientras que Grizzly Elkins es más bien un personaje secundario. Kirby, a causa de un feudo familiar, cae en una trampa en una ciudad sin ley (de nuevo aparece la corrupción de las fuerzas del orden). Con un final explosivo, el relato está aderezado con la presencia de una auténtica mujer fatal.



Westerns Independientes


“Golden Hope” Christmas (dic 1922) es un relato juvenil (Howard tenía 16 años cuando se publicó) y bastante breve, en el que un pistolero siente una punzada de arrepentimiento debido al “espíritu navideño”. Tiene más interés como curiosidad que por sí mismo.

Drums of the Sunset (nov 1928 – ene 1929) [Riders of the Sunset] es un western bastente típico, en el que los personajes principales son un joven vaquero tejano, un viejo minero, un malvado falsificador y su atractiva e inocente sobrina. La presencia de unos indios Navajos (engañados y alcoholizados por el villano de turno) es poco habitual en los relatos de Howard, en los que no abundan los nativos americanos. El final del relato es previsiblemente feliz: todo el relato parece un experimento del autor para demostrar que es capaz de escribir el típico relato del Oeste.

The Judgement of the Desert (1973) [Showdown at Hell's Canyon] es otro western tan típico como el anterior, pero sustituyendo al viejo minero por un misterioso pistolero en el papel de aliado del protagonista. El final también es bastante previsible, aunque tiene algunos elementos de “final no feliz” que lo hacen destacar un poco.

The Extermination of Yellow Donory (1970) [The Killing of Yellow Donory] presenta un inusual duelo psicológico entre un cobarde crónico y un peligroso pistolero. El cobarde Donory busca que le maten provocando un duelo (como forma de suicidarse), mientras que el pistolero se asusta por la actitud desesperada de su retador.

El relato The Last Ride (oct 1935) [Boot – Hill Payoff] es un caso curioso. Se trata de un texto iniciado por R.E. Allen (que escribió los 6 primeros capítulos), pero completado por Howard (compartiendo ambos los beneficios) ante un bloqueo del escritor original. Es una historia de redención, en la que un forajido (de una banda formada por sus hermanos) vuelve al pueblo en que inició sus fechorías para intentar compensarles. En su regreso se encuentra con otro grupo de bandidos que planea arruinar el pueblo (una vez más aparecen elementos de corrupción entre ciudadanos aparentemente honrados).

Vultures' Sanctuary (nov 1936) es una historia poco memorable, en la que su protagonista salva a una chica desconocida impulsado por su código de honor particular.

Vultures of Wahpeton (dic 1936) es de manera indiscutible el mejor western escrito por Howard, y debería estar en cualquier lista que incluya sus mejores historias, con independencia del género. El protagonista es un pistolero llamado Corcoran, contratado por el sheriff de la próspera ciudad minera de Wahpeton. La ciudad está dominada por los Buitres, una banda de forajidos infiltrados en la ciudad cuya identidad nadie conoce. Más que el típico grupo de cuatreros, los Buitres parecen parte del crimen organizado que aparece en las novelas negras. Muy pronto se va desvelando una enmarañada red de traiciones, a la que no son ajenas las fuerzas de la ley de la ciudad. Esta es una de esas historias de un tipo que podríamos llamar “Villanos en la Casa” (cogiendo el título de uno de estos relatos), en las que Howard pone a su protagonista en medio de un grupo de personajes de moral discutible y poco de fiar, para que se enfrente a ellos y salga más o menos airoso. La principal diferencia es que en este el lector no conoce tan bien al protagonista (como puede conocer a Conan, por ejemplo), y no podemos predecir qué es lo que Corcoran va a hacer, y qué decisiones va a tomar. De hecho, buena parte del interés del relato está en la evolución del personaje protagonista, que sufre una catarsis al final y finalmente se encuentra a sí mismo. El final del relato no ofrece concesiones de ningún tipo, y Howard (consciente de ello) ofreció al editor un final alternativo más clásico (es decir, feliz). El editor (en una actitud que le honra) decidió publicar ambos finales, viendo claramente que perder la fuerza del final original era una lástima, pero ofreciendo el final alternativo para aquellos lectores de gustos más tradicionales. Los Buitres de Wahpeton es un western moderno, alejado de los estereotipos de héroes con sombrero blanco y villanos con sombrero negro, con el que Sergio Leone y Clint Eastwood podrían haber hecho una estupenda película.

Otros relatos de Howard que podrían incluirse en el género del western son Bill Smalley and the Power of the Human Eye (1991) [The Power of the Human Eye] y el fragmento Six–Gun Interview.